El último capítulo de Camelot, así llamada la saga de las múltiples tragedias de la familia Kennedy, fue la muerte del príncipe heredero, John F. Kennedy Júnior, al mando de una avioneta que precipitosamente se estrelló en el mar. Una teoría es que sus instrumentos fallaron, otra es que no los supo leer y, sin tener claro cual era su horizonte, simplemente confundió el océano Atlántico por el cielo, y allí tristemente terminó. El pilotear una aeronave, requiere no solo de una lectura permanente de los instrumentos que proporcionan información valiosísima sobre altitud, dirección, gasolina en el tanque, etc., sino saber interpretar y utilizar dicha información.
El estar al mando del gobierno es parecido, y existen múltiples estadísticas que dejan entrever qué dirección está tomando la economía. Notará usted, sin embargo, que por mucha charla sobre crear empleos, difícilmente será mencionado por funcionario alguno del gobierno que el índice de desempleo, según el INE, era un modesto 8.69% en 2003. Las estadísticas del desempeño de la economía son fundamentales para evaluar si las políticas están obteniendo el resultado deseado, pero a diferencia de una avioneta, en lugar de aparatos imparciales que objetivamente brindan información, el arte de gobernar también es el arte de “masajear” las estadísticas, y cuando el país se va de picada, la estrellada es lenta, muy lenta, y a veces – por manipulación de las estadística - ni nos enteramos que estamos con el parabrisa de sombrero, y las hélices de boleadoras en el cinturón.
Las estadísticas, al igual que un buen abogado, pueden argumentar ambas caras de la moneda, y al igual que un buen médico, a veces no están ahí cuando las necesitamos. El Presidente Morales ahora anda pregonando una estadística de la CEPAL. Sin embargo la CEPAL ni siquiera incluye estadísticas para el crecimiento del PIB de Cuba para el año 2005, y en su lugar pone un asterisco señalando que “de acuerdo a información proporcionada por el gobierno de Cuba”, la economía creció en un 11.8%. ¡Según información proporcionada por el gobierno cubano! Pero, ¿se puede confiar la información de un gobierno que no tiene siquiera libertad de prensa? Lo dudo. Pero si podemos estar seguros que aunque un cubano no pueda siquiera comprarse una “imperialista” coca-cola, ahora por fin tendrá coca para pijchar.
La “masajeada” estadística del gobierno cubano quiere hacernos creer que Cuba – después de un desempeño mediocre – de pronto igualó el desarrollo económico de China, que en el 2005 creció un 10% por tercer año consecutivo, y como resultado el “Príncipe de la Inocencia” le da a la economía cubana una “medalla de oro”, prueba suficiente y contundente - para él - que el modelo cubano es el superior. Para el colmo de la “inocencia”, el Presidente Morales argumenta que en Cuba hay democracia, y que un candidato necesita el 51% para ganar, y si no lo obtiene “hay segunda vuelta” ¿Ya se olvidó que se opuso a similar medida en Bolivia? ¿O estaba esperando a la Asamblea Constituyente para instituir una democracia “a la cubana”? Lo triste para Bolivia es que el gobierno seguramente interpondrá sus buenos oficios, y proporcionará el 2007 estadísticas que prueben que el desempleo ha sido reducido por el Tratado de Comercio de los Pueblos, y nosotros - al igual que la leyenda del éxito del modelo cubano - se lo tendremos que creer. No tengamos duda que a la hora de las estadísticas, el gobierno nos la va a querer seguir “charlando”, y sin información que compruebe que vamos de picada, no podremos evaluar si volamos o no directamente a un mayor desempleo, un menor poder adquisitivo, y hacia nuestra propia tragedia de Charlamelot. Eso sí, todo indica que para el 2007, Cuba por fin nos habrá arrebatado la posición 126 en el ranking mundial, y una vez más le tendremos que dar el oro.
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