Visiblemente estresado por mi pregunta, un amigo – casi como si me lo estuviese implorando – me contestó, “Prefiero olvidarme desde ahora de estas elecciones”. ¿Y usted, ya ha decidido a quien va a apoyar? La pregunta conlleva una premisa importante, y es que en la política boliviana pareciera que se trata de “quien” será elegido, y no del camino que vamos a elegir. Sugiero entonces, para evitar actitudes viscerales y malestares gástricos, esta vez reflexionar sobre el proyecto de nación, en lugar de perdernos en el laberinto de las personalidades. Es decir, esta vez, preguntémonos ¿qué camino quiero para mi patria Bolivia? Es casi como si, por primera vez en nuestra historia democrática, tuviésemos que detenernos un instante, prestar atención y escuchar lo que los candidatos tienen que decir.
Lo irónico es que, al vernos obligados a escuchar las alternativas, nos veremos también obligados a abandonar “actitudes de clan”, a dejar nuestras siglas partidarias, a abandonar nuestra “conciencia de clase” y actitudes mecánicas basadas en consideraciones de “a que grupo pertenezco”, y nos veremos obligados a pensar independientemente. El peligro de votar sin pensarla, y en base simplemente en si alguien es camba o kolla, si es k´ara o indio, si es político o si es dirigente sindical, no ha de desaparecer, y muchos irán a las urnas este próximo 4 de diciembre a expresar su odio y sed de venganza. Pero también existe la posibilidad de que estas elecciones sean sobre ideas, visiones y proyectos, y sobre todo, sobre el mejor camino para salir de la crisis, crear empleos y lograr el crecimiento económico que permita crear las condiciones para avanzar la justicia social.
Por el momento no existe debate, y son caricaturas las que asoman su sarcástica cabeza en el proceso electoral. Pero tanto la caricatura de “derechista”, como la de “anarquista sindical” están equivocadas, son mal intencionadas, y sobre todo impedirán escuchar sin prejuicios los diversos proyectos de nación. Yo dudo que Morales o Joaquino erradiquen la propiedad privada – aunque no estaría de más que en algún momento uno de ellos tenga la honestidad intelectual de explícitamente declararlo. Dudo, a su vez, que Quiroga o Doria Medina privaticen a la Federación Boliviana de Fútbol – aunque muchos se preguntarán si sería posible nacionalizarla. Lo preocupante será que en estas elecciones los candidatos se la pasen tratando de encasillar al otro. Eso no es debatir, eso es polemizar, y nuestro país no necesita mas demagogia. El ejercicio democrático, después de todo, no únicamente es emitir un voto, sino también es escuchar antes de decidir, y para ello el candidato debe proponer, explicar su proyecto, en lugar de buscar nuestra fragmentación.
La discusión ideológica es sana, y tenemos que definir cuales son las posiciones opuestas. Al advertir sobre el peligro de la fragmentación no estoy proponiendo que pensemos todos igual. Lo que propongo es evitar apoyar un proyecto simplemente por quien lo dice, sin saber qué esta diciendo. Por ende, expresó aquí mi voto – casi implorándolo – que las fuerzas políticas se consoliden en dos grandes bloques, fuertes y viables. Cada cual tiene su visión de lo que debe ser Bolivia, y cada cual tiene el derecho democrático de querer aplicar esa visión. Pero solo una puede ganar. No estamos más para soportar imposiciones, y la visión de Bolivia no puede ser la de dividirnos aun más. Por ende, espero que los candidatos hagan un voto – antes de recibirlo – de explicarnos qué quieren hacer de nuestro país.
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