La desnutrición, incapacidad y paranoia jamás habían estado tan ligadas en los anales de nuestra nación. Sería una descortesía al vocablo “historia”, sin embargo, darle esa jerarquía a comentarios que, al ser pronunciados por autoridades, forman parte de lo que alguna vez aquí sucedió. Pero sucedió. Somos testigos de cómo el señor Cansio Mamani, con palabras poco reflexivas, ha llevado la estrategia de victimizar al pueblo a un extremo indefendible, al intentar exculpar una mala gestión a la desnutrición que sufren los niños en la región andina. Pero palidecería el abuso de esa estrategia política si hubiese sido cierta la acusación del señor Presidente, y hubiese culpado al Prefecto de Santa Cruz de estar detrás de un “anónimo” complot para asesinarlo. Afortunadamente la declaración fue desmentida.
La estrategia de la victima – al igual que la de crear un enemigo – son estrategias políticas indudablemente efectivas, e incluso necesarias. Son particularmente necesarias cuando existe de parte de los poderosos capacidad de excluir a los pobres del ejercicio del poder. En este sentido, toda nación que valore su estabilidad y equilibrio social, ultimará esfuerzos para que cada vez existan menos pobres, y para que sean integrados en la administración del Estado. Para ello, y por diseño, el poder político no puede ser absoluto, y debe dar lugar a una oposición “dialéctica” (para que me entiendan). En cuanto a “cómo” lograr este objetivo, podemos tener diferencias conceptuales muy profundas, pero el adueñarse de dicho objetivo me parece el pilar fundamental de la demagogia y absolutismo ideológico. Sin embargo, se adueña del escenario política la retórica – por demás efectiva – que “únicamente nosotros defendemos a los pobres, y por ende solo nosotros tenemos derecho de definir cómo hacerlo”.
Lo más triste es que, al igual que otros países ignoran lo que sucede en Bolivia, los bolivianos ignoramos lo que sucede en otros países. Lo que sucede en otros países es que la pobreza está siendo eliminada creando riqueza, y la riqueza está siendo generada creando mercados, y los mercados están siendo creados implementando seguridad jurídica, que no es otra cosa que la protección de la propiedad privada. Si. Lo dije. Propiedad privada. Pero resulta que hemos ingresado a la “Confederación de Macondo”, donde el monopolio de cómo crear riqueza y una más justa distribución de la riqueza le pertenece al socialismo.
No entiendo qué tan alienado me encuentro, o que tan grande es la capacidad de CNN de indoctrinar mi visión del mundo, pero me cuesta encontrar experiencias en el mundo de un socialismo exitoso. Los casos que existen son de naciones europeas que manejan una economía mixta, con seguridad jurídica y propiedad privada. Pero ese no es el debate aquí. El debate es que parece ser que – para avanzar “mi manera” de crear riqueza (aún por descubrirse) - debo asesinar la “otra manera” de crear riqueza. Si para ello debo utilizar ancestrales estrategias de ser victima del enemigo, en lugar de argumentos y procesos deliberativos, que así sea.
El pueblo cubano es victima de un bloqueo, y eso ha permitido a Fidel gobernar su vida entera. Chávez fue victima de un golpe de Estado, y ahora es el paladín de los pueblos victimas del imperialismo. No se puede negar que ambos han jugado muy bien sus cartas, y ambos han logrado capturar la imaginación y la sensibilidad política de muchas personas en todo el planeta. Supongamos – si tan solo con el propósito de llevar a cabo un ejercicio intelectual - que Bolivia necesita asesinar “la otra manera “ de crear riqueza, en nombre de una justicia que pretende reducirnos a todos a un común denominador. Aun si ello fuese cierto, la estrategia de “victima soy yo” debe ser mejor ejecutada. Es decir, por lo menos eso hagan bien. Los asesores “internacionales” tal vez estén embutiendo dicha estrategia, porque les funcionó bien en su país de origen. Pero Bolivia parece ser inmune a estrategias importadas, que no son la solución. Así que, no se dejen confundir, busquen el fondo y la razón. Recuerden, ya dejaron de ser las victimas, ahora tienen el poder político y la responsabilidad de gobernar esta nación.
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