martes, 29 de abril de 2008

Cholazo Total

Falsa modestia sería de mi parte no reconocer mi gran capacidad de observación. Mi mano izquierda, en cambio, apenas trabaja. Mayor mi sorpresa cuando me hicieron notar lo indigno que es levantar el tenedor con la zurda. Se desmoronó súbitamente el orgullo que había sentido por mi habilidad de manipular la comida con - de mis manos - la más débil. Un representante de la oligarquía paceña fue quien tuvo la delicadeza de hacerme notar que - al utilizar la izquierda para levantar mi alimento - yo “comía cómo indio”.

Sabía que alguna vez fui un llokalla irresponsable, que pretendía que todo sea un carnaval. Mi abuelo, sin embargo, tuvo la paciencia de instruirme. Entre otras historias, con gran orgullo me relató de un antepasado nuestro, Pasos Kanki, un gran intelectual Aymara. Menos instructivo fue un amigo de infancia, quien me puso de apodo “el indio Flavio”. Agradecido, sin embargo, también estoy con él, por brindarme la oportunidad de entenderme mejor. Llevo sangre Aymara en las venas, y ello es motivo para mí de gran celebración.

Renuncio, sin embargo, a mi sangre Aymara, porque detesto la burocracia, y no sabría cuales trámites debo completar para poder llamarme oficialmente “originario”. No quisiera, además, parecer que quiero aprovecharme de la coyuntura. Renuncio también a otras “sangres” cuya función sea socio-política. La única sangre que me sirve, es aquella que nutre mi ser. Lo que sí quisiera es establecer mi total y absoluta independencia de este tipo de consideraciones, declarándome un cholazo total.

No tengo nada contra las categorías, mientras éstas sirvan para entender la realidad. Existen, sin embargo, categorías que se utilizan para manipularla. “Birlocho”, por ejemplo, es una categoría utilizada para ridiculizar a quien no viste como suponen los “patrones”. “Originario” ahora es una categoría que se utiliza para dividir y conquistar. Es por ello que quiero lanzar un grito independentista, para quienes no permitirán ser manipulados en esta contienda de etno-adjetivos, cuyo objetivo lejos está de ser la libertad.

Las izquierdas y derechas radicalizadas seguirán manipulándonos con artimañas y odios, reduciendo unos a “k’aras”, otros a “indios”, y “cholos” a todos los demás. Seguirán así con su danza favorita; pugnar por el poder. Pero si declarándome yo un cholazo me libero de sus mezquinas y falsas pretensiones de obrar por el bien colectivo, entonces me libero de su pueril guerra de consignas, uniéndome a quienes sufren de una presencia marginal.

Prefiero ser desclasado, a verme obligado a interpretar la realidad según la máscara que ambos bandos obligan a utilizar para poder sentarse en su misma mesa. ¿Alzar el sustento con la izquierda, o la derecha? ¡Sutil había sabido ser la diferencia! El pueblo chico se fija como elevan sus tenedores los otros; condenando a quienes lo hacen de una manera diferente a la que ellos imponen. Mi respeto es para quienes prefieren observar y entender aquello que ayuda a la patria grande nutrirse y progresar. ¿Pluralidad y diversidad? ¡Sólo les sirve para llenarse la boca!

No hay comentarios.: