Celebramos que Bolivia es ahora un Estado Plurinacional. Curioso que la primera celebración bajo este nuevo estatus de la fundación de una República defenestrada, sea en Santa Cruz de la Sierra: último bastión de desarrollo capitalista. Hace apenas unas semanas la gobernación y alcaldía de La Paz, sede de gobierno, estaban inmersas en una pulseta para definir quien se quedaba con el derecho de organizar el 16 de julio; una fecha simbólica. Le corresponde ahora a la capital oficial de Bolivia - Sucre – quedarse con los crespos hechos. Parece que Sucre ya no es considerada bastión de la libertad, mucho menos protagonista del desarrollo económico. Una vez más deberán entender nuestros hermanos chuquisaqueños que la resignación es su única alternativa.
Queda en limbo definir cuál será la capital simbólica del Estado Plurinacional, ya que Sucre pertenece a un pasado colonial que preferimos dar por olvidado. Interesante será cuando celebremos el 22 y 23 de enero, fechas de la fundación del Estado Plurinacional y Departamento de La Paz, respectivamente. En la huella de una semana adicional de vacaciones para los niños, bajo la excusa que hace mucho frio, tal vez debamos considerar eliminar el 20 de octubre de la lista de feriados, ya que esa fecha fue impuesta por la corona española a un pueblo que hace milenios habita los predios de la actual sede de gobierno.
Bolivia se encuentra con un superávit de efemérides que quien más las siente es la economía. Entre feriados a granel se intenta educar una juventud cuya salud física no será protegida por las paredes de su casa; bastión indefenso contra la penetración de los virus del invierno. En contraste, su salud mental está siendo expuesta a sentirse nuevamente victimizada: esta vez por una Madre Naturaleza asediada por la depredación industrial capitalista. El frio que sentimos en los Andes – desde muchísimo antes de la industrialización - palidece con el que sufren hace milenios los niños de Europa y Asia. Pero es más fácil meter a nuestros niños en cama, viendo televisión, que inducirlos a aportar al desarrollo de un mayor intelecto, subsanando de esa manera el déficit de personal técnico capacitado del que se aqueja nuestro Primer Mandatario.
¿Será que el 6 de agosto y el 20 de octubre pasarán a formar parte de efemérides colonialistas, mientras que el 22 de enero pase a ser la nueva fecha digna de unir a los bolivianos? Haciendo vacuos simbolismos a un lado, lo que Bolivia necesita es incrementar la inversión y buscar mayores recursos. Irónicamente, ello requiere buscar nuevos mercados para nuestro gas y acelerar la exploración petrolera; combustibles que alimentarán grandes industrias en manos privadas, que escupen el carbono que provoca el cambio climático. A su vez, el Gobierno deberá hacer un lado diferencias ideológicas con Chile y Perú, para permitir que sus sectores privados profundicen su relación comercial con Bolivia, permitiendo que sigan colocando capitales en nuestra tan celebrada nación.
Debido a la ola de frio, los niños se quedaron una semana más en casa sin estudiar. Les corresponde a los adultos esforzarse por aprender lección alguna. Ahora que Oriente y Occidente celebran juntos una fecha tan cargada de simbolismo - como lo es la fundación de una República estigmatizada como “colonialista” – tenemos una oportunidad inmejorable para dejar atrás simbolismos caducos y juntos enfrentar el oneroso reto de adornar las humildes moradas con un buen sistema de calefacción. Santa Cruz ha demostrado contar con un modelo de desarrollo exitoso, una capacidad de absorber la migración de todo rincón de Bolivia, y una ética de trabajo que hace del Oriente un ejemplo a seguir. Si este 6 de agosto debemos empezar a dejar de celebrar a la República colonialista; celebremos un paso más hacia la reconciliación entre regiones, en pos de una verdadera unidad nacional.
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