Un excelente clima hace más fácil recorrer a pie nuestras calles de Mecapaca. Los paceños, conocidos caminantes y vecinos lejanos, añoran bajar de sus cerros para disfrutar de nuestro valle, una quebrada que se forma rio abajo, entre aguas servidas capitalinas que riegan verdes praderas. Testamento del crecimiento de nuestro humilde paraje son las varias ferreterías que suministran el codiciado cemento. Hablando del mortero con el que se erigen paredes para cobijar humildes pueblerinos, el otro día me aventuré a felicitar por su nuevo hotel a un antiguo vecino, político de cepa y osado empresario nacional, don Samuel Doria Medina.
Sorteando invitados pinteando telas de abolengo, ingrese al Hotel Andino Resort & Spa, para admirar una obra que a la distancia vi crecer. Pudo más mi curiosidad y ganas de expresar buenos deseos, que el pundonor que deberíamos sentir los lugareños cuando no vestimos a la altura de la ocasión. Con mis zapatos de tenis y camiseta estampada, común atuendo entre habitantes del lugar, disfrute de la hermosa arquitectura colonial e hice indebido usufructo de deliciosos bocaditos reservados para invitados.
Pero si de malas costumbres se trata, la flor se la lleva la contaminación de una cancha de futbol y de facto parque de Mecapaca, un desafortunado paraje a apenas 100 metros del arriba celebrado hotel. Un nefasto despliegue de botellas de PET y bolsas plásticas cubren los precarios sumideros del parque/cancha, por donde abiertamente transitan desechos de todo tipo. Conozco personalmente el parque/cancha y su desgracia, porque para llegar a Mecapaca desde mi humilde morada, debo atravesar por sus polutas entrañas, a pie.
Mecapaca muy pronto será la nueva entrada a la ciudad de La Paz. Se construye lentamente una carretera que empalma la zona sur con Cochabamba, ágil ruta que permitirá llegar de un valle al otro valle en tres horas, o menos. Con su nuevo y lujoso hotel y cada vez más y más vecinos, Mecapaca pasará de ser un lindo paisaje donde engullir chicharrones o hidromasajes (dependiendo del estatus social), en parte integral del corredor La Paz-Cochabamba. Por el momento, sin embargo, no existe siquiera un basurero municipal, ni camiones que se dignen venir en cuatro ruedas a librarnos de nuestra porquería.
A tiempo de reiterar las felicitaciones a Samuel y dar la bienvenida a prósperos empresarios que nos dignarán con su visita, el pueblo de Mecapaca hace un llamado a las autoridades y ONGs ambientalistas, para que se den el tiempo de pasear por nuestra contaminada huerta, en lo posible un recorrido a pie. Los recursos del pueblo han sido mal usados: los naturales están siendo contaminados y los económicos fueron supuestamente hurtados por Rosmery Gutiérrez, nuestra ex –alcaldesa. La señora está formalmente acusada de malversación. En dos oportunidades no se presentó ante la fiscalía. Gutiérrez viste de colores políticamente correctos, pero rehúsa aceptar varias invitaciones a declarar. Los vecinos quisiéramos que aquellos acusados de corrupción también nos rindan cuentas. Pero pueblerinos de Mecapaca – con la excepción de don Samuel – no damos “pie con bola”.
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