miércoles, 28 de julio de 2010

Estado que ha Estado

Celebramos que Bolivia es ahora un Estado Plurinacional. Curioso que la primera celebración bajo este nuevo estatus de la fundación de una República defenestrada, sea en Santa Cruz de la Sierra: último bastión de desarrollo capitalista. Hace apenas unas semanas la gobernación y alcaldía de La Paz, sede de gobierno, estaban inmersas en una pulseta para definir quien se quedaba con el derecho de organizar el 16 de julio; una fecha simbólica. Le corresponde ahora a la capital oficial de Bolivia - Sucre – quedarse con los crespos hechos. Parece que Sucre ya no es considerada bastión de la libertad, mucho menos protagonista del desarrollo económico. Una vez más deberán entender nuestros hermanos chuquisaqueños que la resignación es su única alternativa.

Queda en limbo definir cuál será la capital simbólica del Estado Plurinacional, ya que Sucre pertenece a un pasado colonial que preferimos dar por olvidado. Interesante será cuando celebremos el 22 y 23 de enero, fechas de la fundación del Estado Plurinacional y Departamento de La Paz, respectivamente. En la huella de una semana adicional de vacaciones para los niños, bajo la excusa que hace mucho frio, tal vez debamos considerar eliminar el 20 de octubre de la lista de feriados, ya que esa fecha fue impuesta por la corona española a un pueblo que hace milenios habita los predios de la actual sede de gobierno.

Bolivia se encuentra con un superávit de efemérides que quien más las siente es la economía. Entre feriados a granel se intenta educar una juventud cuya salud física no será protegida por las paredes de su casa; bastión indefenso contra la penetración de los virus del invierno. En contraste, su salud mental está siendo expuesta a sentirse nuevamente victimizada: esta vez por una Madre Naturaleza asediada por la depredación industrial capitalista. El frio que sentimos en los Andes – desde muchísimo antes de la industrialización - palidece con el que sufren hace milenios los niños de Europa y Asia. Pero es más fácil meter a nuestros niños en cama, viendo televisión, que inducirlos a aportar al desarrollo de un mayor intelecto, subsanando de esa manera el déficit de personal técnico capacitado del que se aqueja nuestro Primer Mandatario.

¿Será que el 6 de agosto y el 20 de octubre pasarán a formar parte de efemérides colonialistas, mientras que el 22 de enero pase a ser la nueva fecha digna de unir a los bolivianos? Haciendo vacuos simbolismos a un lado, lo que Bolivia necesita es incrementar la inversión y buscar mayores recursos. Irónicamente, ello requiere buscar nuevos mercados para nuestro gas y acelerar la exploración petrolera; combustibles que alimentarán grandes industrias en manos privadas, que escupen el carbono que provoca el cambio climático. A su vez, el Gobierno deberá hacer un lado diferencias ideológicas con Chile y Perú, para permitir que sus sectores privados profundicen su relación comercial con Bolivia, permitiendo que sigan colocando capitales en nuestra tan celebrada nación.

Debido a la ola de frio, los niños se quedaron una semana más en casa sin estudiar. Les corresponde a los adultos esforzarse por aprender lección alguna. Ahora que Oriente y Occidente celebran juntos una fecha tan cargada de simbolismo - como lo es la fundación de una República estigmatizada como “colonialista” – tenemos una oportunidad inmejorable para dejar atrás simbolismos caducos y juntos enfrentar el oneroso reto de adornar las humildes moradas con un buen sistema de calefacción. Santa Cruz ha demostrado contar con un modelo de desarrollo exitoso, una capacidad de absorber la migración de todo rincón de Bolivia, y una ética de trabajo que hace del Oriente un ejemplo a seguir. Si este 6 de agosto debemos empezar a dejar de celebrar a la República colonialista; celebremos un paso más hacia la reconciliación entre regiones, en pos de una verdadera unidad nacional.

lunes, 26 de julio de 2010

Abusos y Costumbres

Lucero, el ángel caído, empezó con tantas buenas intenciones, que empedró con ellas el camino al infierno. Creados por Dios, los arcángeles Miguel, Gabriel y Lucero gobernaron al mundo antes que Adán. Pero Satanás intentó derrocar y sustituir el gobierno de Dios. Como ahora se le achaca al diablo todo mal, bajo la sombra del príncipe de la oscuridad, costumbres malas e inservibles pasan desapercibidas. Al principio una costumbre empieza bien. De no ayudar a la supervivencia y convivencia del grupo, jamás serían reproducidas culturalmente. Pero una vez asumen una función social, las costumbres cobran vida propia y se enraízan en las maleables mentes de inocentes corazones. Cuando el niño crece, la norma social ya está impresa en su psique, por lo que es incapaz de cuestionar una autoridad que parece provenir del más allá.

Una tradición que se reproduce con gran eficacia es el dominio del hombre sobre la mujer. Lo femenino ha sido subordinado a lo masculino a lo largo de toda civilización. La cualidad seductora de la mujer fue siempre representada como peligrosa tentación; una caracterización avalada por varios libros sagrados. Cualquiera haya sido la función social que pudo haber cumplido el patriarcado, bajo las condiciones de la civilización a partir del siglo XVII - cuando el individuo empieza a obtener derechos civiles inalienables- el patriarcado empezó a dejar de estar al servicio del bien. Pero hay usos que – en vez de extinguirse – se aferran cuales parásitos mentales, transformándose en costumbres abusivas.

Antes de llegar los españoles al Tahuantinsuyo, al igual que sus contrapartes mayas y aztecas, nuestra civilización era un estamento vertical. El Inca dominaba con mano firme a súbditos que debían rendirle férrea pleitesía. Una vez la corona española reemplazó el bastón originario, todo cambió, menos la cultura del poder. En estas tierras andinas, el bastón de mando confiere al titular estatus de ser infalible e inmortal. Es bajo la sombra de este acondicionamiento histórico que la Ley Marco de Autonomía y Descentralización (Ley MAD), con las mejores intenciones, reproduce acostumbrados usos y abusos.

Un análisis exhaustivo de posibles marañas legales que pudiesen vulnerar la presunción de inocencia de líderes electos de la oposición, es un análisis que corresponde a un experto constitucionalista. Lo que sí es evidente es que el Titulo IX de la nueva ley, en sus capítulos sobre la suspensión temporal y destitución de autoridades acusadas “formalmente” de “algo”, no ofrece garantía constitucional alguna que evite utilizar la norma para ejecutar una cacería de brujas de autoridades democráticamente electas.

Para protegernos de vendettas políticas, la Ley MAD debía estipular que – ante una acusación formal que obligue la destitución de una autoridad –sea alguien del mismo partido quien asuma sus funciones. Con la ley actual se abre la puerta a que asambleístas y concejales – mediante intrigas judiciales que pueden resultar ser falsas – propicien el derrocamiento de una legítima autoridad. Irónico que apenas unos días después de habernos rasgados las vestiduras por el último golpe de Estado a manos de Luis García Meza, se reproduzcan usos y costumbres que podrían imponen mandatarios a la fuerza, vulnerando una vez más la confianza que depositamos en las reglas de juego. Queda en duda entonces que las “minorías” políticas sean medidas con la misma vara; a la vez que se legaliza de facto el derecho de azotarlas con el bastón.

Flavio Machicado Teran

lunes, 12 de julio de 2010

Dulce Subvención

Coca Cola: el más popular estandarte del capitalismo y conocido factor de obesidad. Cuando nuestro cuerpo metaboliza grandes cantidades de azúcar todos los días, la otra blanca refinada se transforma en veneno. Para frenar los males asociados con este dulce asesino, el municipio de San Francisco, California, ha prohibido la venta de gaseosas en propiedad pública. Máquinas dispensadoras de la coca más famosa del planeta ya no tienen cabida en zoológicos, parques, museos, escuelas y cualquier espacio físico bajo la jurisdicción de aquellos que también administran la cárcel de Alcatraz.

El argumento del alcalde Gavin Newsom es que ciudadanos responsables, con una dieta sana y equilibrada, subvencionan con sus impuestos a sibaritas que se arrepienten de su estilo de vida camino al quirófano, o al contraer diabetes. Adicciones privadas a comidas chatarras imponen costos sobre recursos públicos destinados al sistema de salud. Los impuestos de los mesurados subvencionan los males ocasionados por los excesos de tragones. Esta subvención es inaceptable para Newsom, por lo que quienes quieren lentamente suicidarse deberán comprar sus “cocas” en tierras que no pertenezcan a la ciudad del Golden Gate.

Una cosa es implementar normas que ayuden -a nivel local- administrar mejor el presupuesto asignado al sistema de salud. Otra muy diferente es corregir distorsiones de mercado, como ser la existencia de monopolios, una ley que debe aplicarse a nivel nacional. Es en ese espíritu que el Estado Plurinacional arremete contra los contratos de exclusividad. El principio es sano. Pero más allá del espíritu de la ley, el Gobierno vierte posturas contradictorias en su implementación de la Resolución 001/2010. Por una parte pretende “garantizar la libre comercialización de productos y la libre elección por parte de clientes y usuarios”. Por otra, pretende hacernos creer que “bajo la lógica del viejo Estado” el “mercado atenta contra la economía de usuarios… imponiéndoles un producto y una calidad”.

Las normas anti-monopólicas ya existían en el “viejo Estado”, hombre de paja favorito para - en temas económicos - marearnos la perdiz. A excepción del comunismo, las normas anti-monopolio son ubicuas en todo modelo de desarrollo hace ya más de 90 años; y tienen como objetivo precisamente un mejor funcionamiento del mercado. Las que atentan contra el consumidor son agendas políticas que colocan a la ideología por encima de la economía, distorsionándola según intereses sectoriales. Pero incluso si el Gobierno fuese sincero en su propósito de evitar los monopolios (BOA/Coca-Cola/Paceña) e incentivar la competencia (Aereosur/Coca-Quina/Auténtica), la nueva norma expone ambigüedades que pueden surgir en relación a las competencias que tiene un municipio bajo el nuevo régimen de autonomías.

Una vez arqueólogos, historiadores y la ciencia genética ayuden a auto-determinar la jurisdicción de cada una de las 16 naciones aymaras, estas pueden entrar en conflicto con las municipales. En teoría, las discrepancias se resolverían en algún tipo de Consejo Superior. En la práctica, las TCOs podrían auto-determinar que la Coca-Cola “malea” a la juventud y denunciar su infiltración con fines de “desestabilizar” el proceso cultural de cambio. Si las TCOs norman la “expulsión” de la Coca-Cola y prohibición de su tránsito por territorio indígena, ¿Qué tipo de autonomía tendrían los municipios que queden bloqueados por la medida? Si por exclusividad cultural las TCOs deciden solo comercializar Coca-Colla, ¿Dónde quedaría la libertad del consumidor y competencia en el mercado?

El escenario anterior es inverosímil. Ello no garantiza competencias municipales autónomas, la libre competencia en el mercado, ni la libertad de elección del consumidor. Dentro del nuevo régimen de autonomías, las jurisdicciones se mueven cuánticamente, cual electrón que puede estar en varios lugares a la misma vez. En rio jurídico revuelto, lo que el nuevo régimen de autonomías lograría es subvencionar el poder de dirimir del gobierno de turno: dulce subvención para el poder centralista del Estado.

jueves, 8 de julio de 2010

Datos del Tiempo

Era de muy mal gusto recordar durante las fiestas del 16 de Julio que una traición al líder aymará Zárate Willka ayudó a encumbrar políticamente nuestra gran ciudad. Lo tradicional era celebrar a La Paz sin mayores reflexiones. La desidia se irá desvaneciendo lentamente, para dar lugar a un pueblo más maduro, cuya mayoría realmente crea en las autonomías: un paso más hacia un verdadero federalismo y descentralización. El hecho que los paceños nos volcamos mayoritariamente para votar por el primer Presidente indígena, es un paso importante hacia la expiación de nuestros graves errores del pasado. Los logros y reivindicaciones se han ido acumulando a lo largo de nuestra historia, para transformar radicalmente a la ciudad de La Paz. Pronto también quedarán atrás los días cuando el poder económico manipulaba el poder político.

Los retos de nuestro municipio van más allá de enmiendas morales, para incluir problemas estructurales que - a la vez que nos regalan una gloriosa panorámica - erosionan nuestro potencial de expansión. Los empinados bordes limítrofes de nuestra hoyada crearon dudas sobre la capacidad de seguir recibiendo nuevos integrantes a la urbe paceña. El enclaustro geográfico fue cómplice del enclaustro mental, dificultando soluciones a nuestro congestionado tráfico vehicular. Ahora se vislumbra una ciudad que se descuelgue desde sus laderas en modernos teleféricos que alimenten de pasajeros un sistema de transporte urbano masivo. El más caudaloso rio será embovedado y los Puentes Trillizos brindarán nuevas redes de intercambio de energía para barrios otrora marginados. Con sus finanzas públicas saneadas y dignas de una calificación “A” por la calificadora de riesgo internacional Fitch Rating, la ciudad de La Paz se perfila para redimirse de su papel centralista y superar sus limitaciones estructurales.

El corredor bioceánico acordado entre Brasil, Chile y Bolivia es otro gran paso de integración que ha de brindar una ruta de acceso para exportar productos bolivianos por varios puertos marítimos. El enclaustramiento geográfico de la nación será pronto redimido. La carretera internacional pasará unos pocos kilómetros al sur de La Paz, convirtiendo a nuestra urbe y espigada hermana melliza en centros de acopio y exportación para productos provenientes de – irónicamente -Pando y el norte del departamento. El siguiente paso en esta visión es construir una moderna carretera que articule el norte de Bolivia con el sur, atravesando el eje occidental de la patria mediante una vía de desarrollo cuya cristalización queda en manos del nuevo gobierno departamental.

Las celebraciones sin mayores reflexiones pronto serán cosa del pasado. No son rituales los que lograrán crear un horizonte digno y de justicia para todos. Es irónico que – cuando el centralismo paceño es una vez más manzana de discordia - el decreto supremo en discusión sea el 441, una norma que faculta a la gobernación paceña organizar las efemérides del 23 de enero, fecha de la fundación del departamento de La Paz. Pueriles pugnas por los símbolos de la libertad y patriotismo no avanzan nada. El verdadero patriotismo consiste en crear condiciones de inversión y trabajo.

Muchos dignos y nobles bolivianos fueron injustamente inmolados en nombre de la angurria por el poder político, entre ellos Zárate Willka. Los actuales hijos de la ciudad de La Paz somos una nueva generación, con otra visión de país y otra visión de justicia. Justicia se hará cuando nuestro departamento, bajo el liderazgo de una metrópoli pujante y acogedora, ayude a integrar las voluntades y esfuerzos de un pueblo productor y generador de empleos. La autonomía e integración, después de todo, son dos caras de la misma moneda. Enclaustrar en la cumbre del poder a los que controlaban el estaño, o los que ahora manejan la plata del presupuesto nacional, debe dejar de ser una consigna digna de celebrar. ¡Que viva la igualdad y hermandad entre pueblos; y que viva la paz!

lunes, 5 de julio de 2010

Tea Coja

La tea de la libertad quedó encendida. Lástima que después de tantos años aun siga coja. Ser libre no es fácil; incluso en el espacio privado de nuestra vida personal. Aquellos con dinero mal habido son oportunos prisioneros de cada pedacito de espacio decorado y cuentas bancarias que su angurria apenas les permite disfrutar. Los entregados por completo a la meditación trascendental y celebración del milagro cotidiano son prisioneros de la intranquilidad que conllevan las cuentas pendientes. Una larga y estrecha paradoja atraviesa las cumbres borrascosas de la vida. El camino a la paz es una cuerda floja de contradicciones que deben ser equilibradas. Cuando atravesamos el abismo, ladearse demasiado hacia un extremo es correr el peligro de caer en algún tipo de esclavitud.

La esclavitud humana viene en diversas formas. Nuestra libertad puede ser limitada por una adicción al poder, dinero, afectos lascivos, grasas, adulaciones, cervezas y carbohidratos horneados recubiertos de mantequilla. Una dosis moderada de estos ingredientes brinda un adecuado nivel de bienestar. Sabemos que caer en excesos nos hacen mal y que el camino a la libertad requiere no dar rienda suelta a apetitos que acaban por imponerse sobre nuestro frágil ego. Para no caer al abismo, nos movemos entre la independencia e interdependencia; un equilibrio necesario si es que pretendemos escapar las fauces de la alienación narcisista, o dictadura de las masas.

Celebrar la libertad es más que un eslogan que da lustre a obras municipales, o brinda contexto mediático a la pugna del poder. Existen dos tipos de libertad, cuyas diferencias parece que aun pasan desapercibidas. Si no logramos entender las diferentes concepciones de la libertad, mucho menos lograremos encontrar entre ellas un equilibrio adecuado. Un tipo es la libertad positiva, que pertenece al conjunto de individuos que conforman un grupo. La libertad positiva confiere a la comunión de voluntades la capacidad de avanzar el horizonte compartido de igualdad y justicia. Es decir, la libertad positiva es una libertad “para” transformar la sociedad. La libertad negativa, en contraste, corresponde al individuo, y es la libertad “de” las limitaciones que impone el grupo. En lugar de responsabilidades, la libertad negativa está enmarcada en el derecho del individuo de pensar, acumular, adorar y amar según los dictados de su propia consciencia, sin dañar al otro y libre de los caprichos de poderes pasajeros.

La tensión entre libertad positiva y negativa está enmarcada en el principio taoísta del ying (comunión) y yang (agencia). El primero es un concepto femenino, izquierdista, solidario, que hace énfasis en la interdependencia y responsabilidades que tenemos de velar por la integridad moral y desarrollo de la comunidad. El segundo es un concepto masculino, derechista, individual, que hace énfasis sobre el derecho de ser un agente independiente, responsable de nuestro propio desarrollo, para aportar al bienestar colectivo mediante un esfuerzo libre personal. Si nos ladeamos hacia ese extremo, el individualismo desenfrenado lacera las fibras que unen a la sociedad, con un hedonismo consumista que aliena al ser humano del otro y cuyo dios es el todopoderoso dólar. El otro extremo es igual de infame, ya que también nos arrodilla ante la voluntad de un poder temporal, haciéndonos siervos de políticos que creen ser capaces de dictaminar e imponer su sabiduría, dentro las rejas de un Estado totalitario. La tea de la libertad descansa sobre dos piernas. Sin un equilibrio entre extremos, es coja su libertad.