Un miembro del Pentágono acusa a Ana María Romero de Campero, primera senadora por La Paz del MAS, de ser una “derechista”. No es el mismo Pentágono que en Washington D.C. supo crear la ilusión óptica que un avión se estrelló contra su edificio; pero fue incapaz de sembrar un turril de armas biológicas en el desierto de Irak. ¡No! No son esa manga de inútiles, que no pueden siquiera controlar Afganistán, el país más pobre del mundo. El Pentágono aquí aludido es una mesa redonda de Cadena A. Sin las cinco puntas de un bunker nuevamente maquillado, ni la tecnología de muerte de su homónimo del norte; desde la sencillez del ovalo mueble que alberga sus puntiagudos codos, la lengua de un analista espeta con bilis el nuevo mantra amarillista: “colonial”.
Con gran habilidad supieron utilizar “neoliberal” para reducir a miles de diferentes opiniones políticas a una sola. Con el mismo prejuicio que utiliza un racista para caricaturizar al otro en base al color de su piel, los grandes ideólogos del chauvinismo seudo-revolucionario lograron usar el apelativo “neoliberal” para deslegitimar cualquier posición que no esté alineada a su hegemónica ortodoxia. Pero parece que la nueva consigna y estrategia política es vender – sin prueba alguna - la maquiavélica conspiración “derechista” de recrear un Estado colonialista. Se supone – reza el ardid – que la visión de país de la oposición es un complot secreto para regresar al pasado de privilegios para una minoría.
Nunca supieron explicar “qué” ideas o conceptos hacen “neoliberal” a un individuo. La deshonestidad intelectual fue suficiente recurso para enlodar mediante un aura de sospecha y resentimiento; ímpetu suficiente para su ardid es el fracaso e injusticias de un orden social y político que benefició a unos cuantos corruptos dedicados a hacer negocios con el Estado, en lugar de un proyecto de nación. Suficiente entonces es el espíritu de inquisición jacobina para también acusar a la candidata a Senadora por La Paz del MAS de ser una “colonialista”. ¿La evidencia? La estirpe política falangista de sus padres. Es decir, de la discriminación en base al pedigrí étnico hemos pasado al acoso mediático debido al pedigrí político. El ímpetu de someter al otro sigue siendo igual.
La discriminación por parte de angurrientos del poder no ha cambiado. La diferencia es que, en vez de unos pocos mañudos de ayer beneficiándose del poder del Estado, hoy son millones los apantallados por la ilusión óptica que en Bolivia vamos todos, unidos, a despegar a base de bonos y proyectos de ley. Lo que no logran con alta tecnología e inteligencia militar desde el Pentágono yankee, desde el Pentágono criollo un manipulador solitario cierra la pinza con el arma más barata: la estaca verbal. En un país donde no existe mejor aliciente que un chisme para excitar el intercambio “intelectual” de morbo, la tecnología de la deshonra personal ha resultado inmejorable recurso para seguir avasallando al país más pobre de América Latina.
El tribal instinto de sabotear a Ana María es a la vez intuitivo y racional, porque tener control total del Congreso puede perjudicar a MAS. Sin el ardid político que el Senado opositor bloquea sus proyectos, tendrán que responsabilizarse por completo de la siguiente gestión; tanto de sus logros como de sus maquilladas limitaciones. Un absolutismo político del MAS quitaría por completo la máscara a un proyecto político que ha resultado ser – de todos - el ardid mayor. Parece que solo el éxito de su angurria de poder absoluto nos devolverá – algún día - la paz y libertad.
2 comentarios:
Me gusto mucho el inicio con la representacion mandalica de lo penta.
Por suerte tengo Cable, ese programa nos vendio la imagen de un Vicepresidente culto e inteligente y ya ves lo que nos mostro la realidad.
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