La inocencia del Tribunal Supremo
Electoral (TSE) en su fallo en contra de Unidad Demócrata (UD) pudiese quedar
comprobada. Esa teoría tiene sustento en que el “inocente” error de UD es en
realidad una perversa conspiración. Después de todo, no es verosímil que un
jefe de campaña pueda tirar por la borda a su partido por darse el gustito de anunciar
“estamos ganando”.
Castigar con la inhabilitación
a todo un partido por el simple hecho de difundir una encuesta es un tanto draconiano. Al margen de su
constitucionalidad, el hacer caso omiso de dicha disposición es pecar de
inocente. Por ende, cabe sospechar que detrás de tal inocentada se esconde una
trama infernal.
Muchas acusaciones se lanzan
contra el imperio, sin necesidad de evidencia alguna. El único requisito es pronunciar
toda crisis como producto de un “montaje”, “intervención” o intención de
desestabilizar nuestra nación. Me escudo en idéntica temeridad para lanzar una
posible teoría de una supuesta conspiración en Beni.
Es posible que un operativo secreto
del imperio haya seducido a una asesora de Carmelo Lens, para que lo convenza de
las virtudes de crear en Beni un ambiente triunfalista. Pero en vez de ganar
adeptos entre benianos indecisos, el objetivo de esta supuesta Mata Hari del
Beni fue inducir a que UD cometa un error, que luego obligue al TSE a inhabilitar
a todos sus candidatos.
Los detalles de la
conspiración no importan. Tampoco sabremos si realmente hicieron pisar el
palito a Carmelo Lens. El hecho es que, una vez allanado el camino para una
victoria del MAS en Beni, el imperio podría poner en marcha la segunda fase de
su maquiavélico cometido.
La realidad es que el TSE no tuvo
otra opción que hacer cumplir la ley. No obstante, el pueblo boliviano (según
cálculos del imperio) se escandalizará con la inhabilitación de UD por el
pecado de publicar una encuesta. En consecuencia, la credibilidad del TSE se
verá injustamente impugnada. Esa es la primera fase del diabólico plan.
La segunda fase de la
conspiración es impedir una alianza entre el MNR y UD, de tal manera que el MAS
gane en Beni. Una gobernación del MAS en Beni, con una resistencia de la
población (según cálculos del imperio) generaría un clima de ingobernabilidad, lo
cual desprestigiaría al MAS a nivel internacional y allanaría el camino para un
desgaste que se sume al de los Kirchner, Dilmas y Maduros.
Pero si la publicación de una
encuesta puede afectar la intención del voto, entonces la capacidad de dar
pegas y un mayor presupuesto al Beni pudiese también cambiar las preferencias
político-ideológicas del pueblo. Es decir, el tesoro del Estado que gastaría el
oficialismo tiene el potencial de conquistar los bolsillos benianos. Sin
inestabilidad y con el pueblo cooptado, la conspiración estaría destinada
fracasar.
Los votos extras de Ernesto Suárez
debido a una encuesta palidecen ante los que pudiese ganar el 2019 si se proyecta
como líder de la oposición. No obstante, parece que Suarez sería inhabilitado
de la política durante cinco años. Por ende, Suárez crea una alianza con la
agrupación NACER para vencer a toda costa al MAS. De perder en Beni el MAS, la
teoría de conspiración queda inhabilitada.
Jamás sabremos si el voto de
los benianos pudo haber sido afectado por una encuesta. No sabremos nunca si la
verdadera conspiración fue apostar por una victoria del MNR, crear un caos
electoral para cancelar las elecciones o simplemente eliminar la competencia del
MAS en por lo menos 15 localidades. Si gana NACER, tampoco sabremos si se puede
cooptar a un pueblo con pegas y proyectos.
El primer día de abril, se celebra
el Día de los Inocentes en los Estados Unidos de Norteamérica. En Bolivia ese
día tal vez tengamos los cómputos finales de las elecciones sub-nacionales 2015.
Gane quien gane en Beni, nadie puede predecir qué sucederá después. Lo único
seguro es que todas las partes involucradas han pecado de inocentes en la
inhabilitación de la agrupación UD.