martes, 7 de septiembre de 2010

¡Qué Inocente!

Educar al pueblo sobre los principios enarbolados en la Constitución es una gran iniciativa del Ministerio de Justicia, porque el soberano debe entender cuál es su propia voluntad. En mi caso, admito ser un soberano ignorante. Temo que no estoy entendiendo muy bien el espíritu de leyes que supuestamente luchan contra la corrupción. Es posible que mi confusión de deba a que nunca me enteré que el Banco Unión fue adecuadamente auditado. ¿O es un delito exigirle cuentas claras a un banco que supuestamente también me pertenece?

En medio de mi propia confusión, pensé que debíamos todos estar muy atentos, para identificar, evitar y denunciar casos de corrupción. Entonces, ¿Por qué nadie hace eco a las preguntas del ex-Presidente Quiroga? En mi ignorancia, pensé que la ley hace cómplices de corrupción a aquellos que callan lo que saben. Supongo que el principio de “todos contra la corrupción” no incluye a ex -Presidentes que piensan diferente.

La ley es siempre perfectible. Ese principio ha llevado a una re-ingeniería Constitucional que intenta incluso desmantelar abstracciones mentales, como ser el “colonialismo”. Pero si el Presidente Morales se dio la molestia de emitir un criterio para perfeccionar leyes de otros países, exhortando al Presidente Obama “impedir continúe en vigor en el Estado de Arizona la injusta y más dura ley migratoria”, ¿no hubiese sido consistente con su espíritu también darse la molestia de pronunciarse en contra de leyes que castigan el adulterio con muerte por lapidación?

Bolivia debió haberse pronunciarse en contra la posible tortura y brutal asesinato de una mujer por el crimen de ser infiel. Pero mientras que el Presidente Morales exige públicamente al Presidente Obama “evitar que en su país retornen los oscuros días de persecución por el color de la piel y el origen racial”, se quedó mudo cuando fue el Presidente de Irán quien estuvo a punto de permitir se entierre vivo a un ser humano, para que muera lentamente asfixiada. Fue la indignación del resto del mundo la que obligó a Irán auto-censurarse y detener la macabra ejecución. La ley iraní, sin embargo, sigue exponiendo a la mujer a brutales castigos por atentar contra su muy relativo concepto de moral. La reserva moral de la humanidad debería pronunciarse contra esta burda y discriminatoria brutalidad.

Tal vez las víctimas aquí sean el gobierno de Irán y el Banco Unión. Ante esta posibilidad, el Gobierno es incapaz de exigirle a Irán que nunca más someta mujeres a una mortal y salvaje tortura; y la Contraloría exigirle a nuestro banco ayudar esclarecer si el dinero que administra de Venezuela entra, o no entra al PGN. Pero si una conferencia de prensa no absuelve al Alcalde Revilla de gastar indebidamente 500 dólares al mes, el Banco Unión tampoco debería ser declarado inocente sin una correspondiente investigación. Mucho menos cuando ni siquiera pueden ponerse de acuerdo con el presidente de YPFB sobre la suerte que corrieron los 45 millones de dólares del contrato YPFB-Catler Uniservice.

El espíritu del Ministerio de Justicia e intención de socializar el conocimiento de la ley ante el soberano es digno de admiración. Espero logre sacarme de mi ignorancia. Entre cuñas publicitarias que elevan banderas, y acciones concretas que demuestran los peligros de doble moral, el pueblo deberá ser educado. Mientras, nuestra indignación es muy relativa. Algún día, el pueblo aprenderá a exigir que su voluntad, plasmada en leyes, se aplique imparcialmente. En ese espíritu, una auditoría comprobará que nuestro banco es inocente de toda corrupción.

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