Fósil de la Guerra Fría, el embargo yankee a Cuba es un vestigio jurasico perpetuado por una extremista minoría de derecha, que tiene rehén la política exterior de su nación. En Washington quisieran abandonar la paleolítica política del bloqueo y empezar con Cuba un vigoroso intercambio comercial. Pero no pueden, porque en Florida - codiciado y decisivo premio electoral- Fidel Castro aun inspira rencor; un odio visceral que se reproduce entre reaccionarios del extremo opuesto al sur de Miami.
La URSS controlaba el petróleo y gas de Georgia, Armenia, Azerbaiyán y la producción agrícola de Ucrania. Además de sus ricas colonias, la URSS tenía industriosos y disciplinados satélites en Europa: Alemania, Checoslovaquia, Polonia, etc. Sin embargo alguno, Gorbachov llegó a la misma conclusión que Fidel: “El control estatal de la economía es una receta para el fracasado”. La URSS era libre de exportar a China, India, África, Cuba y mitad del continente europeo. Sin embargo alguno, su modelo estatista fracasó. ¿A quién echan la culpa de la implosión soviética los reacciona-saurios?
El 2008, Cuba importaba el 80% de sus alimentos de EE.UU. Ahora importa menos, porque no tiene con qué pagar. Debería importar su comida de Venezuela, pero las fincas expropiadas producen cada vez menos. Españoles, rusos y franceses invierten miles de millones de dólares en Cuba para crear, casi exclusivamente en el sector turismo, empleos mal pagados. Los rusos son libres de invertir en producir alimentos, pero por alguna razón no lo hacen. En Cuba advierten: “¡No sea come miel-da!”. Resulta profética la exclamación, porque lo que comen los cubanos es pollo y maíz producidos por agroindustrias norteamericanas.
Los países del ALBA se han pronunciado en contra de Tratados de Libre Comercio con el “imperio”. Pero los “sin embargo” se amargan de lo que Cuba no puede exportar su dulce azúcar a EE.UU. Entiendo mal, ¿o es que los “sin embargo” exigen un TLC entre Cuba y EE.UU.? Si acaso Cuba llegase a exportar su monocultivo a EE.UU., ¿sugieren los “sin embargo” que se les imponga un arancel? Si los “sin embargo” piden un TLC entre Cuba y EE.UU., son la excepción entre los hermanitos del ALBA. Si los “sin embargo” piden se levante el embargo, pero se impongan aranceles al azúcar cubana, estarían castigando aun más su competitividad. ¡Qué coño e´ lo que tú quiere, chico!
Con, o sin embargo, a un cubano promedio no le alcanza para comprar bienes subvencionados por el Estado, mucho menos importados. La industria cubana se enfoca casi exclusivamente en producir alcohol, nicotina y complacer turistas, precisamente los vicios que en 1950 solían detestar de la otra dictadura los actuales “revolucionarios”. ¿Si levantan el embargo, qué exportarían? ¿Médicos y beisbolistas?
A Rusia le tomó 90 años entender que someter la economía al yugo de un solo partido no funciona. A China y satélites soviéticos les tomó 50 años entender la misma lección. Cuba quiere abandonar el clientelismo y monopolio estatista. Pero no puede, porque allí también reina el odio visceral. Las naciones ex –comunistas son pueblos de mil batallas, organizados y eficientes como ninguno. A rusos, chinos y alemanes el modelo comunista no les funcionó. Sin embargo, en Cuba la culpa es del embargo. El pueblo cubano es digno de gran admiración; educado, trabajador, honesto y talentoso como ninguno. Pero sin transformar su modelo estatista, por mucho que se levante el embargo, súbditos del régimen comunista seguirían pasando penurias para comer pollos “Made in USA”.
martes, 21 de septiembre de 2010
lunes, 20 de septiembre de 2010
Un Espíritu Racista
Sangre indígena corre orgullosamente por mis venas. Temo que no puedo decir lo mismo de mi espíritu. No creo en la reencarnación. Quisiera poder decir que en una vida pasada fui Túpac Amaru. Temo que esa encarnación es privilegio de algunos poderosos. Algunos espíritus, sin embargo, han logrado poseer mi alienado cuerpo. Ninguno de ellos pertenece a una vida anterior. La rebeldía de Túpac Amaru Shakur (2Pac), un afroamericano que vendió 50 millones de discos cuando estaba vivo y más de 25 millones después de ser asesinado, es uno de ellos.
Dudo que puristas de su propia raza entiendan mi celebración de música de protesta afroamericana, melodías que expresan su desprecio del racismo con gritos egoístas, sus cuellos adornados de fastuosos collares de oro y diamantes, abrazando cuerpos voluptuosos, sentados en coches de carrera. Seguramente preferirían que celebremos solo música que ellos consideran legítima, cantadas en el idioma que ellos consideran aceptable, humildemente arropados en ponchos y aguayos. La intolerancia disfrazada de revolución es el espíritu que gobierna los andes del siglo XXI.
Regresiones inducidas por hipnosis de la Terapia de Vidas Pasadas (TVP) permite al paciente explorar encarnaciones previas. Parece que barreras lingüísticas inhiben a espíritus de hermanos africanos aventurarse en tierras andinas, para asumir cuerpos bolivianos. No sé si expertos en TVP registran la etnia de vidas pasadas de sus pacientes. Presiento que la mayoría son etnias que salen en el cine, como ser un samurái japonés o un explorador holandés. Dudo que muchas regresiones acaben en memorias de África, cuna de la humanidad. ¿Sería ese un espíritu racista?
En esta vida yo fui criado por una descendiente de esclavos africanos. Mariana, mi madre adoptiva, era una mujer hermosa, su piel azabache como el carbón, su cariño y férrea disciplina una dulce memoria. En mis años de exilio me convertí en adolescente en un país de legado africano. Culturalmente, tengo más influencia caribeña que kolla. Extiendo una disculpa a los intolerantes por tal atrevida confesión. Espero que celebrar mi herencia africana no me haga, en sus confundidos ojos, un discriminador de lo andino.
En su arremetida contra el racismo, los intolerantes se olvidan de una muy poderosa arma en la crítica social: el humor. Mediante sarcásticas parodias que se burlan de estereotipos, el individuo no solo acaba en carcajadas, sino que acaba reflexionando sobre varios tipos de males “humanos tan humanos”; entre ellos el racismo. Si no podemos reíros de nuestras deficiencias, jamás lograremos trascender el flagelo de nuestra propia esencia tribal. Tal vez logremos reprimir instintos primitivos, pero la censura jamás permitirá transformar nuestra corrompida naturaleza.
En 1992, un policía de tránsito fue asesinado por un adolecente que escuchaba en su coche 2Pacalypse Now, de Túpac Amaru Shakur (2Pac), un álbum que rapea sobre asesinar policías. En reacción, el intolerante vicepresidente de EE.UU., Dan Quayle, demandó que el disco sea retirado del mercado. El ignorante mandatario norteamericano no pudo evitar utilizar su poder para intentar reprimir una expresión artística que “promueve la violencia”. Aquí también deberán monitorear y castigar a aquellos que reproducen películas, pinturas o música cuyo contenido pueda considerarse “discriminatorio”. Antes que pasen la Ley Contra el Racismo y Discriminación, elevo a Túpac (2Pac) una plegaria: “Mi negro hermoso, cuanto extraño tu violenta, irreverente y anarquista rebeldía”. “¡Volverás y venderemos millones!”
Dudo que puristas de su propia raza entiendan mi celebración de música de protesta afroamericana, melodías que expresan su desprecio del racismo con gritos egoístas, sus cuellos adornados de fastuosos collares de oro y diamantes, abrazando cuerpos voluptuosos, sentados en coches de carrera. Seguramente preferirían que celebremos solo música que ellos consideran legítima, cantadas en el idioma que ellos consideran aceptable, humildemente arropados en ponchos y aguayos. La intolerancia disfrazada de revolución es el espíritu que gobierna los andes del siglo XXI.
Regresiones inducidas por hipnosis de la Terapia de Vidas Pasadas (TVP) permite al paciente explorar encarnaciones previas. Parece que barreras lingüísticas inhiben a espíritus de hermanos africanos aventurarse en tierras andinas, para asumir cuerpos bolivianos. No sé si expertos en TVP registran la etnia de vidas pasadas de sus pacientes. Presiento que la mayoría son etnias que salen en el cine, como ser un samurái japonés o un explorador holandés. Dudo que muchas regresiones acaben en memorias de África, cuna de la humanidad. ¿Sería ese un espíritu racista?
En esta vida yo fui criado por una descendiente de esclavos africanos. Mariana, mi madre adoptiva, era una mujer hermosa, su piel azabache como el carbón, su cariño y férrea disciplina una dulce memoria. En mis años de exilio me convertí en adolescente en un país de legado africano. Culturalmente, tengo más influencia caribeña que kolla. Extiendo una disculpa a los intolerantes por tal atrevida confesión. Espero que celebrar mi herencia africana no me haga, en sus confundidos ojos, un discriminador de lo andino.
En su arremetida contra el racismo, los intolerantes se olvidan de una muy poderosa arma en la crítica social: el humor. Mediante sarcásticas parodias que se burlan de estereotipos, el individuo no solo acaba en carcajadas, sino que acaba reflexionando sobre varios tipos de males “humanos tan humanos”; entre ellos el racismo. Si no podemos reíros de nuestras deficiencias, jamás lograremos trascender el flagelo de nuestra propia esencia tribal. Tal vez logremos reprimir instintos primitivos, pero la censura jamás permitirá transformar nuestra corrompida naturaleza.
En 1992, un policía de tránsito fue asesinado por un adolecente que escuchaba en su coche 2Pacalypse Now, de Túpac Amaru Shakur (2Pac), un álbum que rapea sobre asesinar policías. En reacción, el intolerante vicepresidente de EE.UU., Dan Quayle, demandó que el disco sea retirado del mercado. El ignorante mandatario norteamericano no pudo evitar utilizar su poder para intentar reprimir una expresión artística que “promueve la violencia”. Aquí también deberán monitorear y castigar a aquellos que reproducen películas, pinturas o música cuyo contenido pueda considerarse “discriminatorio”. Antes que pasen la Ley Contra el Racismo y Discriminación, elevo a Túpac (2Pac) una plegaria: “Mi negro hermoso, cuanto extraño tu violenta, irreverente y anarquista rebeldía”. “¡Volverás y venderemos millones!”
lunes, 13 de septiembre de 2010
Todo lo Contrario
Fidel Castro: Genio y figura. En el ocaso de su vida, su mejor arma es su peor enemigo. A sus adversarios Fidel supo hacerles hablar de más, como la vez que increpó con gran encanto al Presidente mexicano Vicente Fox sobre la supuesta instrucción de Washington de evitar que el cubano fuese a una cumbre en Monterrey. Ante la soltura de su homologo cubano, Vicente soltó la lengua. No sabía Vicente que su contraparte cubana estaba grabando su confesión, la cual la hizo pública, avergonzando internacionalmente al mexicano. Punto para Fidel.
Doce horas es mucho tiempo para ponerse cómodo. Ese fue el tiempo que Jeffrey Goldberg pasó con el Comandante, hablando libremente de todo un poco. A tal punto se habrán “sincerado” los dos, que en su infame retracción del comentario “el modelo cubano no funciona”, Fidel agitó con tono amenazante un dossier con la trascripción completa de su entrevista con Goldberg, como diciendo “no quieres, querido Jeff, que empiece a contar tus verdades”. Fidel no niega haber pronunciado las palabras que reporta Goldberg. Su argumento es que quiso decir “todo lo contrario”.
La verdad yace exactamente en el medio: ni el capitalismo, ni el comunismo funcionan. Ambas doctrinas, tomadas como ciego e inflexible dogma, pertenecen al pasado jurasico de la humanidad. Existen muy pocas verdades absolutas, sobre todo cuando de herramientas económicas se trata. Tener que seguir repitiendo esa sencilla lección, que debería ser una obviedad a esta altura del partido, refleja nuestra todavía incipiente consciencia sobre cómo funciona la vida: funciona en base a la diversidad.
En la naturaleza y en la sociedad lo que demuestra que funciona es una actitud abierta al ramillete de instrumentos que proporciona la vida, sean genes, estrategias de supervivencia o políticas económicas. Aferrarse a lo que no sirve es digno de dinosaurios. Pero el ejercicio del poder político es un estamento institucional que funciona en base al control. En el ejercicio del control político no se tolera que los de abajo cuestionen la verdad absoluta que sostiene la jerarquía. Por ende, por mucho que uno sea “Fidel”, quien realmente manda en Cuba es el aparato. Y al aparato no le gusta que le cuestionen sus formas y maneras de gobernar.
Decir una cosa y querer decir todo lo contrario está de moda. Decimos, por ejemplo, estar abiertos a la inversión y garantizar la propiedad privada. Decimos indignarnos con los regimenes totalitarios y defender la democracia. Decimos que aquí se acabaron los golpes de estado y las macabras prácticas de represión. Decimos estar en contra del monopolio (¿menos del Estado?) y contra la intolerancia (¿menos la del Gobierno?). Decimos estar a favor de la libertad. Tal vez, al igual que Fidel, queremos decir “todo lo contrario”
En Bolivia la inteligencia militar está siendo injustamente acusada de infiltrar la guardia municipal en La Paz con el objetivo de desprestigiar al Alcalde Revilla, cuando en realidad su intención es un noble ejercicio de simulación. En un nuevo mundo, donde reina la lógica de “todo lo contrario”, nuestra ingenua aceptación de una sencilla explicación puede ser también un simulacro. El poder nos obliga a tragarnos esas “verdades”. Pero pudiese ser peor. Todavía no estamos como el medio millón de cubanos que podrían tener que tragarse el tener que ser despedidos por el Estado, con tal de defender los triunfos de su revolución. Lo diga o lo deje de decir Fidel, se les prometió una utopía, cuando en realidad sus estómagos dicen todo lo contrario.
Doce horas es mucho tiempo para ponerse cómodo. Ese fue el tiempo que Jeffrey Goldberg pasó con el Comandante, hablando libremente de todo un poco. A tal punto se habrán “sincerado” los dos, que en su infame retracción del comentario “el modelo cubano no funciona”, Fidel agitó con tono amenazante un dossier con la trascripción completa de su entrevista con Goldberg, como diciendo “no quieres, querido Jeff, que empiece a contar tus verdades”. Fidel no niega haber pronunciado las palabras que reporta Goldberg. Su argumento es que quiso decir “todo lo contrario”.
La verdad yace exactamente en el medio: ni el capitalismo, ni el comunismo funcionan. Ambas doctrinas, tomadas como ciego e inflexible dogma, pertenecen al pasado jurasico de la humanidad. Existen muy pocas verdades absolutas, sobre todo cuando de herramientas económicas se trata. Tener que seguir repitiendo esa sencilla lección, que debería ser una obviedad a esta altura del partido, refleja nuestra todavía incipiente consciencia sobre cómo funciona la vida: funciona en base a la diversidad.
En la naturaleza y en la sociedad lo que demuestra que funciona es una actitud abierta al ramillete de instrumentos que proporciona la vida, sean genes, estrategias de supervivencia o políticas económicas. Aferrarse a lo que no sirve es digno de dinosaurios. Pero el ejercicio del poder político es un estamento institucional que funciona en base al control. En el ejercicio del control político no se tolera que los de abajo cuestionen la verdad absoluta que sostiene la jerarquía. Por ende, por mucho que uno sea “Fidel”, quien realmente manda en Cuba es el aparato. Y al aparato no le gusta que le cuestionen sus formas y maneras de gobernar.
Decir una cosa y querer decir todo lo contrario está de moda. Decimos, por ejemplo, estar abiertos a la inversión y garantizar la propiedad privada. Decimos indignarnos con los regimenes totalitarios y defender la democracia. Decimos que aquí se acabaron los golpes de estado y las macabras prácticas de represión. Decimos estar en contra del monopolio (¿menos del Estado?) y contra la intolerancia (¿menos la del Gobierno?). Decimos estar a favor de la libertad. Tal vez, al igual que Fidel, queremos decir “todo lo contrario”
En Bolivia la inteligencia militar está siendo injustamente acusada de infiltrar la guardia municipal en La Paz con el objetivo de desprestigiar al Alcalde Revilla, cuando en realidad su intención es un noble ejercicio de simulación. En un nuevo mundo, donde reina la lógica de “todo lo contrario”, nuestra ingenua aceptación de una sencilla explicación puede ser también un simulacro. El poder nos obliga a tragarnos esas “verdades”. Pero pudiese ser peor. Todavía no estamos como el medio millón de cubanos que podrían tener que tragarse el tener que ser despedidos por el Estado, con tal de defender los triunfos de su revolución. Lo diga o lo deje de decir Fidel, se les prometió una utopía, cuando en realidad sus estómagos dicen todo lo contrario.
martes, 7 de septiembre de 2010
¡Qué Inocente!
Educar al pueblo sobre los principios enarbolados en la Constitución es una gran iniciativa del Ministerio de Justicia, porque el soberano debe entender cuál es su propia voluntad. En mi caso, admito ser un soberano ignorante. Temo que no estoy entendiendo muy bien el espíritu de leyes que supuestamente luchan contra la corrupción. Es posible que mi confusión de deba a que nunca me enteré que el Banco Unión fue adecuadamente auditado. ¿O es un delito exigirle cuentas claras a un banco que supuestamente también me pertenece?
En medio de mi propia confusión, pensé que debíamos todos estar muy atentos, para identificar, evitar y denunciar casos de corrupción. Entonces, ¿Por qué nadie hace eco a las preguntas del ex-Presidente Quiroga? En mi ignorancia, pensé que la ley hace cómplices de corrupción a aquellos que callan lo que saben. Supongo que el principio de “todos contra la corrupción” no incluye a ex -Presidentes que piensan diferente.
La ley es siempre perfectible. Ese principio ha llevado a una re-ingeniería Constitucional que intenta incluso desmantelar abstracciones mentales, como ser el “colonialismo”. Pero si el Presidente Morales se dio la molestia de emitir un criterio para perfeccionar leyes de otros países, exhortando al Presidente Obama “impedir continúe en vigor en el Estado de Arizona la injusta y más dura ley migratoria”, ¿no hubiese sido consistente con su espíritu también darse la molestia de pronunciarse en contra de leyes que castigan el adulterio con muerte por lapidación?
Bolivia debió haberse pronunciarse en contra la posible tortura y brutal asesinato de una mujer por el crimen de ser infiel. Pero mientras que el Presidente Morales exige públicamente al Presidente Obama “evitar que en su país retornen los oscuros días de persecución por el color de la piel y el origen racial”, se quedó mudo cuando fue el Presidente de Irán quien estuvo a punto de permitir se entierre vivo a un ser humano, para que muera lentamente asfixiada. Fue la indignación del resto del mundo la que obligó a Irán auto-censurarse y detener la macabra ejecución. La ley iraní, sin embargo, sigue exponiendo a la mujer a brutales castigos por atentar contra su muy relativo concepto de moral. La reserva moral de la humanidad debería pronunciarse contra esta burda y discriminatoria brutalidad.
Tal vez las víctimas aquí sean el gobierno de Irán y el Banco Unión. Ante esta posibilidad, el Gobierno es incapaz de exigirle a Irán que nunca más someta mujeres a una mortal y salvaje tortura; y la Contraloría exigirle a nuestro banco ayudar esclarecer si el dinero que administra de Venezuela entra, o no entra al PGN. Pero si una conferencia de prensa no absuelve al Alcalde Revilla de gastar indebidamente 500 dólares al mes, el Banco Unión tampoco debería ser declarado inocente sin una correspondiente investigación. Mucho menos cuando ni siquiera pueden ponerse de acuerdo con el presidente de YPFB sobre la suerte que corrieron los 45 millones de dólares del contrato YPFB-Catler Uniservice.
El espíritu del Ministerio de Justicia e intención de socializar el conocimiento de la ley ante el soberano es digno de admiración. Espero logre sacarme de mi ignorancia. Entre cuñas publicitarias que elevan banderas, y acciones concretas que demuestran los peligros de doble moral, el pueblo deberá ser educado. Mientras, nuestra indignación es muy relativa. Algún día, el pueblo aprenderá a exigir que su voluntad, plasmada en leyes, se aplique imparcialmente. En ese espíritu, una auditoría comprobará que nuestro banco es inocente de toda corrupción.
En medio de mi propia confusión, pensé que debíamos todos estar muy atentos, para identificar, evitar y denunciar casos de corrupción. Entonces, ¿Por qué nadie hace eco a las preguntas del ex-Presidente Quiroga? En mi ignorancia, pensé que la ley hace cómplices de corrupción a aquellos que callan lo que saben. Supongo que el principio de “todos contra la corrupción” no incluye a ex -Presidentes que piensan diferente.
La ley es siempre perfectible. Ese principio ha llevado a una re-ingeniería Constitucional que intenta incluso desmantelar abstracciones mentales, como ser el “colonialismo”. Pero si el Presidente Morales se dio la molestia de emitir un criterio para perfeccionar leyes de otros países, exhortando al Presidente Obama “impedir continúe en vigor en el Estado de Arizona la injusta y más dura ley migratoria”, ¿no hubiese sido consistente con su espíritu también darse la molestia de pronunciarse en contra de leyes que castigan el adulterio con muerte por lapidación?
Bolivia debió haberse pronunciarse en contra la posible tortura y brutal asesinato de una mujer por el crimen de ser infiel. Pero mientras que el Presidente Morales exige públicamente al Presidente Obama “evitar que en su país retornen los oscuros días de persecución por el color de la piel y el origen racial”, se quedó mudo cuando fue el Presidente de Irán quien estuvo a punto de permitir se entierre vivo a un ser humano, para que muera lentamente asfixiada. Fue la indignación del resto del mundo la que obligó a Irán auto-censurarse y detener la macabra ejecución. La ley iraní, sin embargo, sigue exponiendo a la mujer a brutales castigos por atentar contra su muy relativo concepto de moral. La reserva moral de la humanidad debería pronunciarse contra esta burda y discriminatoria brutalidad.
Tal vez las víctimas aquí sean el gobierno de Irán y el Banco Unión. Ante esta posibilidad, el Gobierno es incapaz de exigirle a Irán que nunca más someta mujeres a una mortal y salvaje tortura; y la Contraloría exigirle a nuestro banco ayudar esclarecer si el dinero que administra de Venezuela entra, o no entra al PGN. Pero si una conferencia de prensa no absuelve al Alcalde Revilla de gastar indebidamente 500 dólares al mes, el Banco Unión tampoco debería ser declarado inocente sin una correspondiente investigación. Mucho menos cuando ni siquiera pueden ponerse de acuerdo con el presidente de YPFB sobre la suerte que corrieron los 45 millones de dólares del contrato YPFB-Catler Uniservice.
El espíritu del Ministerio de Justicia e intención de socializar el conocimiento de la ley ante el soberano es digno de admiración. Espero logre sacarme de mi ignorancia. Entre cuñas publicitarias que elevan banderas, y acciones concretas que demuestran los peligros de doble moral, el pueblo deberá ser educado. Mientras, nuestra indignación es muy relativa. Algún día, el pueblo aprenderá a exigir que su voluntad, plasmada en leyes, se aplique imparcialmente. En ese espíritu, una auditoría comprobará que nuestro banco es inocente de toda corrupción.
jueves, 2 de septiembre de 2010
Sobrevivir Bien
La oligarquía boliviana fue la primera en jactarse que en Bolivia se vive bien; viejos patrones cuyo buen vivir sigue “bien” subvencionado por los menos afortunados y sus sueldos de miseria. Pero todo poderoso fácilmente se acostumbra a “vivir bien” a costillas de los demás. En reflejo de este espíritu, el Ministro Coca se jactó ante cámaras de ATB que los pilotos que se capacitan para volar el Falcón presidencial perciben “sueldos bajísimos”. Si profesionales encargados de proteger la integridad física de nuestro Primer Mandatario reciben por su esmero sueldos bajísimos, ¿qué podemos aspirar los marginados del lujoso aparato expropiador del MAS?
A diferencia de la corrupta e inepta oligarquía que gobernó en aras de un beneficio personal, abnegados siervos públicos se postran ante un nuevo patrón: el Estado. Si la idea es construir un socialismo avanzado - tipo Noruega - donde el pueblo entrega casi 50% del sueldo al Estado a cambio de su protección, entonces ¡buena idea! Pero los nuevos patrones aun no aprenden a volar tan alto. Esa misma ineptitud, ignorancia y arrogancia la habíamos vivido bajo el yugo de reyes incas, españoles y criollos del pasado. Por suerte, la economía boliviana siempre ha sobrevivido gracias al mercado. En barrios populares, grandes fortunas han sido creadas bajo el régimen de un de facto tratado de libre comercio. Pero ahora el Estado-ídem-Gobierno quiere que su lujoso aparato obtenga todos los beneficios y que todo quede bajo su control. También necesita más dinero, en forma de tributos. ¡El Cesar debe mantener su avión!
Eliminar el contrabando es una buena idea. Siempre y cuando los ingresos no sean esencialmente para financiar el lujoso aparato estatal y la norma permita proteger de una competencia desleal a empresas que invierten en Bolivia, en aras de desarrollar industria, crear empleos y aportar con impuestos al bien común. Eliminar el contrabando es una buena idea. Siempre y cuando forme parte de una política integral que se traduzca en desarrollo productivo – ecológico y con responsabilidad social- un objetivo que no lo puede lograr por si solo un Estado tan inepto que no puede siquiera conducir sin ayuda venezolana su ostentoso aparato volador.
Antes de volar lejos en su imaginación, sin previa licitación y con dinero de los bolivianos, deben aprender a manejar bien la economía, que es de todos. No es suficiente meternos la mano al bolsillo, justificando su manoseo con la excusa que es para “vivir bien”. ¡Vivir bien ellos! Los modelos de desarrollo socialistas sostenibles, que si funcionan, son economías integradas al mercado, donde se respeta las inversiones y donde el Gobierno no interfiere, ni pretende eliminar toda oposición, para convertirse - a la Luis XV - en el Estado. Y, ¿dónde está la inversión?
Se jactan los poderosos de una economía “sana”. El pueblo, sin embargo, siente en sus bolsillos solo la Palpable Mano del Estado: nuestro nuevo patrón. Creen que burbujas, déficits, inflación y demás ciclos del mercado solo ocurren en el extranjero. En su imaginación de alto vuelo, Bolivia está blindada de todo mal. Pero su lento desmantelar del aparato productivo no crece la economía: crece al Estado, que necesitará cada vez más recursos para sobrevivir. Una opción es seguir expropiando. Otra es incrementar el déficit fiscal. Otra es intentar llenar las arcas con tributos. Mientras puedan, seguirán quemando nuestros recursos naturales y jet fuel, para alimentar un aparato cada vez más caprichoso, observando desde arriba como los menos afortunados sobreviven con sueldos de miseria.
A diferencia de la corrupta e inepta oligarquía que gobernó en aras de un beneficio personal, abnegados siervos públicos se postran ante un nuevo patrón: el Estado. Si la idea es construir un socialismo avanzado - tipo Noruega - donde el pueblo entrega casi 50% del sueldo al Estado a cambio de su protección, entonces ¡buena idea! Pero los nuevos patrones aun no aprenden a volar tan alto. Esa misma ineptitud, ignorancia y arrogancia la habíamos vivido bajo el yugo de reyes incas, españoles y criollos del pasado. Por suerte, la economía boliviana siempre ha sobrevivido gracias al mercado. En barrios populares, grandes fortunas han sido creadas bajo el régimen de un de facto tratado de libre comercio. Pero ahora el Estado-ídem-Gobierno quiere que su lujoso aparato obtenga todos los beneficios y que todo quede bajo su control. También necesita más dinero, en forma de tributos. ¡El Cesar debe mantener su avión!
Eliminar el contrabando es una buena idea. Siempre y cuando los ingresos no sean esencialmente para financiar el lujoso aparato estatal y la norma permita proteger de una competencia desleal a empresas que invierten en Bolivia, en aras de desarrollar industria, crear empleos y aportar con impuestos al bien común. Eliminar el contrabando es una buena idea. Siempre y cuando forme parte de una política integral que se traduzca en desarrollo productivo – ecológico y con responsabilidad social- un objetivo que no lo puede lograr por si solo un Estado tan inepto que no puede siquiera conducir sin ayuda venezolana su ostentoso aparato volador.
Antes de volar lejos en su imaginación, sin previa licitación y con dinero de los bolivianos, deben aprender a manejar bien la economía, que es de todos. No es suficiente meternos la mano al bolsillo, justificando su manoseo con la excusa que es para “vivir bien”. ¡Vivir bien ellos! Los modelos de desarrollo socialistas sostenibles, que si funcionan, son economías integradas al mercado, donde se respeta las inversiones y donde el Gobierno no interfiere, ni pretende eliminar toda oposición, para convertirse - a la Luis XV - en el Estado. Y, ¿dónde está la inversión?
Se jactan los poderosos de una economía “sana”. El pueblo, sin embargo, siente en sus bolsillos solo la Palpable Mano del Estado: nuestro nuevo patrón. Creen que burbujas, déficits, inflación y demás ciclos del mercado solo ocurren en el extranjero. En su imaginación de alto vuelo, Bolivia está blindada de todo mal. Pero su lento desmantelar del aparato productivo no crece la economía: crece al Estado, que necesitará cada vez más recursos para sobrevivir. Una opción es seguir expropiando. Otra es incrementar el déficit fiscal. Otra es intentar llenar las arcas con tributos. Mientras puedan, seguirán quemando nuestros recursos naturales y jet fuel, para alimentar un aparato cada vez más caprichoso, observando desde arriba como los menos afortunados sobreviven con sueldos de miseria.
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