Nacido en Sangre
“Un recién nacido nace al mundo bañado en sangre”, observa Félix Rojas, senador del MAS. La metáfora – parece - se refiere al mínimo consenso que recién ha nacido entre bolivianos sobre el grave perjuicio al entorno socioeconómico y fibra moral de la nación de un rancio racismo provincial y un poder político centralizado. El cerebro del neonato ahora deberá forjarse mediante un proceso “dialéctico” que le permita armonizar y coordinar los diversos módulos que conforman su mente; un desarrollo que enriquece su destreza lingüística, matemática y musical. El cerebro aprende a integrar su facultad de olfato, con su capacidad de identificar tipo de texturas utilizando únicamente el reflejo de la luz. La arquitectura del cerebro permitirá al bebé equilibrar berrinches y desenfrenadas emociones con la capacidad de dialogar con los demás; un don que permite concordia entre su capacidad racional y su celebración del milagro de la existencia. Para alcanzar una conciencia superior, el recién nacido deberá ser capaz de crear una síntesis momentánea entre aparentes opuestos, una visión integral que le permita más lejos avanzar.
El cerebro de una recién nacida tiene muchas facetas que deben ser nutridas. En el seno de su mente existe un ser analítico, capaz de abstraer complejas relaciones físicas y geométricas, que coexiste con un ser emotivo, capaz de amar y odiar con gran convicción. El bebé también tiene una esencia pragmática, enfocada en el “arte de lo posible”, que convive con su naturaleza utópica, un noble espíritu que le permite avanzar de la mano de sus hermanos hacia objetivos compartidos. Sin la iluminación que confiere imaginar un mundo mejor, el bebé quedaría estancado en el pasado. La recién nacida empieza su vida sobreprotegida, desconectados entre sí los componentes de su milagrosa mente. Tarde o temprano deberá levantarse de su cuna, aceptar su dualidad, para enfrentar un mundo complejo, lleno de contradicciones.
Profundas transformaciones son necesarias en el cerebro del recién nacido. La premisa anterior no le confiere a su incipiente mente poderes sobrenaturales o infalibilidad. La actual propuesta de CPE, por ejemplo, está lejos de ser consensuada, porque nunca fue realmente deliberada entre las partes que conforman su ser. Lo que pretende una de las parte de la recién nacida es transformarse por decreto, metafísicamente conjurando reivindicaciones etno-comunitarias, sin importarle si en el proceso asfixia su capacidad de crear empleos, avanzar justicia o fomentar condiciones para que se invierta en su continuo crecimiento. Algunos bebés nacen a este mundo con grandes deficiencias, volviéndose mentirosos patológicos. Otros nacen esquizofrénicos o inclinados a la depresión. El hecho que un bebé nazca bañado en sangre no garantiza que aprenda a evitar aquellos vicios que pueden llevarla a su trágico ATPDEA suicidio.
La coyuntura actual ofrece grandes oportunidades de crear una Bolivia más justa, equitativa y productiva. Existen mínimos consensos. Pero el bebé del que habla Rojas no es un ser unidimensional, monolítico, producto de un estéril dogmatismo, que pueda darse el lujo de por siempre subsistir gracias a las dadivas de un padre generoso. Ese bebé deberá crecer fuerte y sano. Pero si se convierte en un niño caprichoso, cuya ignorancia lo conduce a bloquear “a la mala” su crecimiento, en nombre de decretar reivindicaciones que - en los hechos - “posiblemente deba contar con dedos que le sobran”, temo que logrará – en los hechos - alcanzar madurez política y económica únicamente en el ALBA de su vívida imaginación.
Flavio Machicado Teran
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