El Vengador Anónimo es una película de la década de los 70´. Después
que asesinan a su esposa, Charles ejecuta sin piedad la Ley del Talión: ojo por
ojo. Las grandes urbes norteamericanas habían caído presas del crimen en los
70´. Ver en el cine a Charles
devolverles a sucios criminales el favor era una manera de ventilar la
impotencia. La fantasía, después de todo, es una manera de descargar nuestras frustraciones.
Para eso está el arte. En contraste, en sociedad se pretende que impere la
justicia por encima de sed de venganza. Para eso está el Estado.
Hablando de fantasías, aquí les
va una: diez mil víctimas de atracos violentos se organizan. Cada una aporta
Bs. 20 al mes. El presupuesto luego es utilizado para contratar un equipo que
consiste de señuelos, guardaespaldas y golpeadores de primer nivel. El señuelo
camina las calles, pretendiendo estar en estado de ebriedad. Sin que los
malhechores puedan detectar la presencia del equipo de vigilantes, el señuelo
es seguido sigilosamente por quienes han de imponer un poco de orden en esta
ciudad, al mejor estilo de Charles, el vengador anónimo.
¿Qué tiene de mal esta
fantasía? En primer lugar, si bien la policía arrastra sus pies a la hora de
desarticular bandas de criminales, ténganlo por seguro que aplicarían todo
recurso disponible para desbaratar de inmediato cualquier esfuerzo ciudadano de
imponer nuestra propia justicia. Así es la ley de la jungla: “no te metas a mi
territorio”. Por otra parte, ¿diez mil personas han de aportar Bs. 20 al mes?
Otra ley la establece la naturaleza humana, vía la teoría de juegos: en toda
acción colectiva, la mayoría prefiere obtener un beneficio, que ha tener que pagar
por él. No es lo mismo masas que salen a protestar en respuesta a una buena estructura
de incentivos/desincentivos, a que las
masas paguen y coordinen por un bien colectivo. Para eso está el Estado.
El Estado es quien debe cobrar
impuestos y quien ha sido delegado la responsabilidad de velar por aquellos bienes
colectivos que el ciudadano no puede por su cuenta procurar. Ejemplos son la
defensa nacional, construcción de carreteras y hospitales y las planillas de los jueces y policías que
resguardan nuestros derechos básicos e integridad. Esa es la teoría/fantasía.
La realidad es otra. Por ende, que no nos la Charles.
Hablando de fantasías, fantástico
sería que las instituciones que imponen justicia hagan bien su trabajo. Pero los
resultados dejan mucho que desear. Si bien las voces del poder reclaman presentar evidencias a aquellos que
acusan a servidores del Estado de delitos varios; cuando un ciudadano se toma
la molestia de presentar como evidencia su rostro magullado, los pandilleros delincuentes
salen a la calle más rápido que una charla de café.
Los policías probos,
eficientes, que hacen honor a su institución, son la mayoría. Pequeño consuelo es
que la mayoría de ciudadanos tampoco se dedican a violentamente arremeter contra
inocentes cráneos para robar un celular. Pero si una acción colectiva, coordinada,
que logre organizar y financiar un grupo de vigilantes, es tan solo una
fantasía; la realidad es que cuando los incentivos existen, los clanes se
forman y coordinan muy efectivamente entre sí. A Sergio Vega lo tuvieron 4
horas sangrando y mal herido, para tomarle su declaración. Las horas de espera fueron
horas de negociación. Al final es el dinero en efectivo el que tiene todas las
posibilidades de ganar. Entiendo que quieren evidencias. Por eso, para que no
me la charlen, lo escrito no pasa de ser una fantasía.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario