En la campaña publicitaria permanente del Gobierno, la primera doble carga fue contra empresas extranjeras que explotaban nuestros recursos estratégicos. Con un impresionante despliegue de fuerza mediática, ocupamos militarmente dos refinerías de PETROBRAS. Arengados a retomar aquello que nos pertenece, los jugos nacionalistas fluyeron libremente. Cuatro años más tarde, es el flujo del gas el que se ve reducido, una crisis que el pueblo ignora por completo. Por el momento, lo único que crece es la inflación, mientras que quien sufre es nuestra productividad y competitividad. No obstante una profunda reducción en el poder adquisitivo, con el eslogan “todo el mundo quisiera ser boliviano”, se invierte el dinero del pueblo en convencernos que comemos mejor que ayer.
Según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior, las importaciones de hidrocarburos se incrementaron de 246,62 millones de dólares el 2005, a 498,93 millones de dólares en 2009. Según un informe de Ryder Scott, las reservas de petróleo en Bolivia han caído debido a la falta de inversión en exploración y desarrollo de campos. En el sector de la minería, el productor más grande – San Cristóbal – puede tener dudas sobre seguir invirtiendo, debido a que las reglas de juego siguen siendo caprichosas. Los ingenios azucareros y fábricas de aceite no pueden exportar, por lo que no tienen incentivos para expandir su producción. Por mucho que la ministra española de Asuntos Exteriores afirme que las empresas no deben tener "temor" a invertir en Bolivia, la decisión final no le corresponde.
No obstante la triste tendencia en la productividad, existe una esperanza, un respiro que irradia por los aires, cortesía de ENTEL. El gobierno boliviano acaba de negociar exitosamente la demanda de Euro Telecom International (ETI), unidad de Telecom Italia. Con tan solo el 10% de lo que demandaban los extranjeros, el Ministerio de Defensa Legal del Estado logró cerrar ese capítulo legal. Gracias a los buenos oficios del gobierno, el Estado se ha ahorrado casi 900 millones de dólares, un dinero que podrá ser asignado a otra doble carga. La pregunta es, ¿doble carga contra quien?
Hasta la fecha, la posición ideológica de los poderosos ha sido arremeter contra el sector productivo. En vez de incentivar una mayor producción real, la economía está siendo resuelta a base de pura ficción, con anuncios publicitarios que intentan convencernos que gozamos del mismo poder adquisitivo de ayer, mientras que resuelven el desabastecimiento importando alimentos. Como las arcas del Estado están llenas, se les hace fácil poner al productor nacional aun más en contra de la pared. Los beneficiados son brasileros y peruanos, que exportan más cemento y azúcar a Bolivia.
El hito en la historia de las nacionalizaciones marcado por Telecom abre interrogantes. Las respuestas que demos han de marcar el rumbo que asuma la economía del país. Por el momento vivimos de ilusiones y estamos lejos de minimizar la incertidumbre y maximizar los incentivos. En vez de incentivar inversiones, la manipulación mediática y sometimiento institucional aquí es Rey. En consecuencia, las FF.AA. una vez más doble cargan contra la libertad política, declarándose “socialistas”. Es hora que el Gobierno deje su pírrico triunfalismo y arengas publicitarias, para que en Bolivia se pueda invertir y producir con tranquilidad. De lo contrario, seguiremos comiéndonos nuestras reservas, ahuyentando empresas y exagerando sobre lo bien que vivimos los bolivianos. No es envidia lo que despiertan nuestros aires de grandeza.
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