El
terrorismo es cosa seria. Por lo general el terrorista de uno es héroe del
otro. Ejemplosvan desde al Comandante Che Guevara hasta Nelson Mandela. Los
terroristas del Estado Islámico en Irak
y el Levante (EIIL), en contraste,
parecen haberse ganado el título de “enemigo público número uno” en ambos
bandos geopolíticos. Con asesinatos en masa por no obedecer el dictamen de
cambiar de religión y su asedio al dictador dujour,
don Bashar al-Assad, parece que estos chicos malos lograrán confundir aún más
el relativismo moral que reina estos días.
En
contraste al ejército Israelí, el gobierno de Siria no posee un arsenal de
misiles guiados por láser. Su manera favorita de matar terroristas es lanzando
bombas de barril en medio de mercados. No es inusual que a Bashar al-Assad se
le otorgue prerrogativas que se censura en otros, especialmente cuando aquel
que aplica dicha violencia es judío. La gran ironía del siglo XXI, sin embargo,pudiese
ser que Bashar al-Assad autorice (en secreto) utilizar misiles norteamericanos guiados
por laser en la destrucción de su enemigo.
No
daríamos la bienvenida a sugerencias de árabes y semitas sobre cómo implementar
en nuestro continentela novedosaconcepciónde “derechos humanos”. Y aunque lo
que maquinen los persas si nos interesa, no deberíamos asumir que cala en
mentes árabes y semitas nuestra opinión sobre cómodebe manejarse en Siria la
amenaza de EIIL. Muy al margen de nuestra opinión, el autorizar a aviones
norteamericanos disparar a terroristas en suelo Sirio es una decisión que
árabes, persas y sirios tal vez tendrán que consensuar.
Existe
evidencia contundente que en Siria el gobierno ha utilizado armas químicas para
combatir el terrorismo. Ese hecho no recibió condena alguna de nuestros
analistas de gran Levante,porque ellos parecen no conmoverse con las 192.000
personas que han perdido su vida en manos de ese gobierno amigo. ¿Qué dirán los
amigos de Irán si aviones de la OTAN ahora embisten al “enemigo de su enemigo”?
El
maniqueísmo es una herencia medieval que impide soluciones serias. En nombre de
verdades absolutas, la mentalidad tribal nos hunde en un relativismo moral que
convierte al “enemigo de mi enemigo”en“amigo”. Consideraciones éticas
universales caen por la borda del pragmatismo geopolítico. Los ideólogos
anti-imperialistas ahora deberán sopesar algo impensable: que el policía del
mundo ejerza su rol con idoneidad por lo menos una vez en su vida.
Que
Siria autorice a aviones norteamericanos disparar contra EIILen su suelo es
dudoso. Las preguntas siguen siendo legítimas:Puede
la comunidad internacional apoyar en Siria la lucha contra los terroristas más
crueles de la historia?Si EIIL es el enemigo común, ¿se justifica cruzar la
frontera de Irak y atacarlos en Siria? ¿Los 192.000 asesinados en Siria eran
todos terroristas de EIIL?
Los
ideólogos del bien superior podrán retorcer la lógica y ética para justificar
las acciones del gobierno sirio y bailar sofistamente alrededor de la
posibilidad que EE.UU. sea (en teoría) aliado de su dictador amigo. Incluso seráncapaces
de condenar maniqueamente cualquier esfuerzo sirio de cambiar armas químicas y
bombas de barril por tecnología norteamericana en su lucha contra el terrorismo
de EIIL. Lo que no podrán es explicar la razón detrás de su indignación
selectiva, que calla cuando los que perpetran crímenes contra la humanidad son aliados
que avanzan sus intereses geopolíticos.
Combatir
a terroristas que – de tener el poder – nos obligarían a decidir entre su
religión o la muerte, no permite cálculos antojadizos y relativismo moral. Pero
la capacidad de los intelectuales del “bien y el mal”de escabullirse en su
retórica sofista y manipular al colectivo es cosa seria. Han callado sobre Siria y su opinión es
intrascendente en acontecimientos en pleno desarrollo. Pero ahora que la
amenaza de EIIL es cosa seria, esperemos de ellos mínima seriedad y
consistencia, aunque sea solo para defender la supervivencia en el poder de su
genocida favorito.