El no apego a la ley ocasiona en
Bolivia una crisis existencial, advierte Sean Penn, nuevo paladín de la
justicia. En su entorno cultura la connotación es diferente al nuestro. Mientras
que en Bolivia una “crisis existencial” tiene severas connotaciones, en EE.UU. es
sinónimo de un momento de reflexión. Crisis en torno a la ley aquí hay varias y
varios son los necesitados de una buena crisis existencial; especialmente aquellos
que velan por el cumplimiento de las normas de transito. Bien le caería a la
Unidad Operativa de Transito una ligera crisis existencial.
Las múltiples obligaciones
burocráticas tal vez no permiten a los altos mandos reflexionar sobre cómo
resolver la crisis de circulación vehicular. La evidencia son policías de tránsito,
que - al estar acostumbrados a innumerables bloqueos - parecen no sufrir de crisis
alguna cuando ven embotellada la ciudad. En defensa de aquellos responsables de
mejorar el tránsito por calles bolivianas, no cuentan con dos recursos básicos:
leyes y tecnología.
El derecho que otorga la luz
verde es una ley a medias. Si bien es prohibido cruzar en rojo, resulta que es
perfectamente legal – en rojo - estacionarse en media intersección. Esta
extraña situación se suscita cuando el conductor (sabiendo que no podrá
cruzar), le “mete nomas”, ejerciendo su derecho de avanzar en luz verde;
ejercicio que evita que los demás puedan hacer lo mismo. Es decir, si un
conductor avanza en verde, pero el semáforo se torna rojo cuando su vehículo
esta en medio cruce, entonces está violando la ley. Si uno no puede cruzar la
intersección, entonces uno debería parar en la esquina, incluso si el semáforo
verde le confiere el derecho de avanzar.
El ánimo de ganarle unos
segundos al día es una lógica que actúa en contra de nuestro interés personal.
Todos ganan si el tráfico avanza. Pero si todos trancan las intersecciones, el
resultado es un círculo vicioso, que tan solo empeora la situación de todos. Es
decir, si en vez de vicioso el círculo
fuese virtuoso – y todos dejaran fluir
el tráfico – la situación de todos mejoraría considerablemente. Agréguele a
esta fórmula unas computadoras que sincronicen los semáforos, para que -al
estar coordinados- formen una “ola verde”, se superarían algunas deficiencias
estructurales de Nuestra Señora de La Paz.
El espíritu de la ley también conlleva el ánimo de
coordinar. Pagar impuesto, colocar la basura en su lugar, instalar sistemas de
alcantarillado, desarrollar sistemas de transporte masivo, detenerse en un semáforo
en rojo, todos forman parte de los juegos de coordinación que hace posible
vivir en sociedad y todos están normados por políticas públicas sustentadas en leyes.
Sin leyes idóneas, es imposible cumplir con la promesa de vivir en armonía. Una
crisis existencial les depara a los responsables de coordinar el tránsito,
porque los ciudadanos – tarde o temprano –demandarán soluciones. Una ley que prohíba
avanzar en verde cuando cruzar en verde resulta en bloquear la intersección es
una solución sencilla.
El único testigo de los esfuerzos (o falta de ellos) por
parte de Unidad Operativa de Transito hacia mejorar la coordinación y apego a
la ley entre aquellos que bloquean nuestra arterias es una mosca en la pared.
Esperemos que el Comandante General de la policía y el Alcalde de La Paz puedan
coordinar y redactar un Proyecto de Ley Municipal de Transporte y Tránsito
Urbano que prometa resolver nuestra crisis vehicular. Resolver la crisis
existencial tardará un poco más.