Fascismo, qué astuto eres. Lo que dicen del demonio, lo cumples tú: asumes formas diferentes. Enterrado en 1945 en facha café, reencarnaste medio siglo después en un arcoíris de colores. Tan sutil son tus formas, que tus maneras pasan desapercibidas. Fascismo, ¿quién eres? Pocos parecen conocerte. Seduces con las bondades de enaltecer al Estado por encima del individuo. Enamoras mentes sumidas en cinismo y desesperación, dispuestas a ceder sus libertades individuales a la voluntad de una cuadrilla todopoderosa. Te sirves del hechicero canto de sirena de una identidad férrea y nacionalista; manipulando el amor instintivo a “Sangre y Tierra” (Blut und Boden).
Fascismo, tu romanticismo es una quimera y pronto se despintará. Has ganado, por ahora, la partida. Pero someter al individuo a las fauces de la unidad hegemónica de un poder orgánico y vertical es facho, por mucho que la facha sea de oveja. Si el demonio dice, “el demonio no existe”, el fascista acusa a todo aquel que se opone a su proyecto totalitario de ser un facho también. Eres astuto, como un zorro.
Al fascismo le preocupa un grupo de individuos rebeldes, de espíritu indomable. Estos sediciosos “gerentes propietarios” recorren las venas del sistema productivo como una red de células rojas imposible de nacionalizar. Potencialmente subversivos, individualistas por excelencia, ejercen con gran autosuficiencia su función social. Dueños de su movible aparato productivo, representan una amenaza al proyecto hegemónico absolutista. Transportistas fachos, lacayos de empresarios exportadores, no merecen ser socorridos del hambre o frio, aunque caigan presas de un bloqueo en el Perú.
Tres semanas durmiendo a la intemperie altiplánica, sin posibilidad de avanzar, muchos sin la opción de dar la vuelta y regresar. Dos semanas pasaron antes que la Cruz Roja entienda que el bloqueo en el Desaguadero es una crisis humanitaria. Los transportistas, con la facha desecha de tanto esperar, cazaron conejos salvajes para no seguir el destino de algunas empresas bolivianas que exportan por el corredor comercial que atraviesa Puno.
Tanta angustia por tan poco empleo, que el pueblo no se da cuenta que el mayor bloqueo a las exportaciones es un modelo económico hostil y deficiente. Víctima aquí es un pueblo sin opciones y una economía asediada por el acoso fiscal, hostigada por desincentivos y regulaciones selectivas, que castigan al empresario y exoneran a contrabandistas de autos chutos. Víctimas aquí son los choferes que llevan productos bolivianos de exportación a puertos peruanos, abandonados por los poderosos durante la crisis humanitaria en Desaguadero. Víctima es la productividad, bloqueada por la ineptitud, dogmatismo y burocracia.
Autos-bloqueados por sus propias regulaciones, los poderosos no disponen fácilmente de recursos públicos para hacer gestión, incluso en condiciones de emergencia humanitaria. Tres semanas los productos bolivianos están detenidos en la frontera. Al igual que las empresas bolivianas que exportan, invierten y crean empleos, la miseria de choferes en fachas es ignorada. ¿Incentivar exportaciones privadas? Ese no es el objetivo. Se trata de explotar el nacionalismo y profunda victimización de un pueblo sin empleo, para culpar al enemigo de nuestro subdesarrollo y enclaustramiento mental. Se trata de atizar pasiones bajo la bandera de una reivindicación marítima, cuando lo último en la mente de los poderosos es hacer más fácil exportar al sector privado. Patriotismo enardecido, conspiraciones internacionales, sombras del pasado, misticismo de una causa nacional. Lobo en facha de oveja, ¡qué astuto eres!
domingo, 29 de mayo de 2011
lunes, 23 de mayo de 2011
Bloqueo Legal
Tan legal fue el secuestro de Edgardo Mortara, que la orden fue dada por la autoridad suprema, el papa Pio IX. Si el secuestro fue legal, la intención fue noble más allá de cualquier duda. Verán, Edgardo, niño boloñés de extracción judía, había sido secretamente bautizado. El bautizo lo había realizado una niña analfabeta, un día jugando, cuando Edgardo quedó inconsciente después de golpearse la cabeza. Al verlo inmóvil, la niña pensó que del impacto Edgardo ahí mismo moriría. Entró en pánico, no supo qué hacer. Fiel a los dictámenes del dogma dominante, hizo lo más noble: lo bautizó.
La noticia llegó al Vaticano: un niño convertido a la gloria de Jesús en manos de judíos ¡Horror! El papa Pio IX envió a la policía papal a arrebatar al niño de los brazos de su judía madre. Edgardo, bautizado por accidente, ahora pertenecía al buen rebaño y debía ser criado como tal. Más que legal, ante los ojos de los poderosos de aquel entonces, el secuestro de Edgardo era un deber moral. Bolonia, reducto disminuido de Italia, fue impotente ante los caprichos de Roma. La iglesia católica hoy abraza a todos los credos. Pero alguna vez quiso convertir a todo aquel que piense diferente. Para salvarnos, la iglesia impuso alguna vez una cruzada violenta que – aunque de muy noble objetivo – doblegó el desarrollo espiritual de minorías, justificando a la vez su dogmático aferro al poder.
No existe causa más noble que poner fin a la corrupción. La cruzada actual es mucho más sofisticada y bien intencionada que la de los poderosos de ayer. Las formas como los poderosos de hoy extraen ganancias son también más sofisticadas. ¡Tienen que serlo! Solamente los de arriba pueden darse el lujo, mientras los de abajo quedan presas del miedo. Crear cuadrillas de burócratas-empuja-papel que no coimean es una victoria pírrica. Lo triste es que el aparato está bloqueado. Al igual que Edgardo, inmovilizados por más de un “golpe”, su eficiencia es secuestrada por los procesos penales administrativos que amenazan a servidores de la patria.
Sueldos bajos, usos y costumbres: las aristas son muchas. El resultado es uno: subdesarrollo. La corrupción tiene un alto costo en la economía. Pero la corrupción es también válvula de escape que permite subsanar vacios y deficiencias estructurales que – con engorrosa burocracia – hacen muy difícil hacer negocios. No es apología del delito, es un principio universal: ante mayores barreras burocráticas, procedimientos legales, trámites administrativos, mayor la probabilidad de funcionarios corruptos. A su vez, ante mayores barreras administrativas, mayor la necesidad de lubricar con unos pesitos una maquinaria estatal ineficiente. La burocracia también tiene un alto costo, un bloqueo “legal” al desarrollo.
Ante las barreras legales en Bolivia, la inversión prefiere probar fortuna en Chile y Perú. Aquellos que aquí invierten deben lidiar con el Estado de enclaustramiento mental. Las exportaciones bolivianas son detenidas por bloqueos en Desaguadero y la Plaza Murillo. Los poderosos de hoy, enemigos de la corrupción, son como el chofer que cruza el semáforo en verde, aun cuando no tiene manera de avanzar. Ese conductor legalmente bloquea la intersección, para avanzar un par de metros. Su victoria es pírrica, ya que metros más adelante deberá detenerse, seguramente ante otro imbécil que legalmente también interrumpe el fluir del tráfico. Lo que la cruzada contra la corrupción ayuda a eliminar es a la competencia, una victoria pírrica, porque el pueblo no come juicios, por “legales” que sean. Bloqueadores se hicieron del poder, para convertir a todo infiel y secuestrar nuestra economía, legalmente.
La noticia llegó al Vaticano: un niño convertido a la gloria de Jesús en manos de judíos ¡Horror! El papa Pio IX envió a la policía papal a arrebatar al niño de los brazos de su judía madre. Edgardo, bautizado por accidente, ahora pertenecía al buen rebaño y debía ser criado como tal. Más que legal, ante los ojos de los poderosos de aquel entonces, el secuestro de Edgardo era un deber moral. Bolonia, reducto disminuido de Italia, fue impotente ante los caprichos de Roma. La iglesia católica hoy abraza a todos los credos. Pero alguna vez quiso convertir a todo aquel que piense diferente. Para salvarnos, la iglesia impuso alguna vez una cruzada violenta que – aunque de muy noble objetivo – doblegó el desarrollo espiritual de minorías, justificando a la vez su dogmático aferro al poder.
No existe causa más noble que poner fin a la corrupción. La cruzada actual es mucho más sofisticada y bien intencionada que la de los poderosos de ayer. Las formas como los poderosos de hoy extraen ganancias son también más sofisticadas. ¡Tienen que serlo! Solamente los de arriba pueden darse el lujo, mientras los de abajo quedan presas del miedo. Crear cuadrillas de burócratas-empuja-papel que no coimean es una victoria pírrica. Lo triste es que el aparato está bloqueado. Al igual que Edgardo, inmovilizados por más de un “golpe”, su eficiencia es secuestrada por los procesos penales administrativos que amenazan a servidores de la patria.
Sueldos bajos, usos y costumbres: las aristas son muchas. El resultado es uno: subdesarrollo. La corrupción tiene un alto costo en la economía. Pero la corrupción es también válvula de escape que permite subsanar vacios y deficiencias estructurales que – con engorrosa burocracia – hacen muy difícil hacer negocios. No es apología del delito, es un principio universal: ante mayores barreras burocráticas, procedimientos legales, trámites administrativos, mayor la probabilidad de funcionarios corruptos. A su vez, ante mayores barreras administrativas, mayor la necesidad de lubricar con unos pesitos una maquinaria estatal ineficiente. La burocracia también tiene un alto costo, un bloqueo “legal” al desarrollo.
Ante las barreras legales en Bolivia, la inversión prefiere probar fortuna en Chile y Perú. Aquellos que aquí invierten deben lidiar con el Estado de enclaustramiento mental. Las exportaciones bolivianas son detenidas por bloqueos en Desaguadero y la Plaza Murillo. Los poderosos de hoy, enemigos de la corrupción, son como el chofer que cruza el semáforo en verde, aun cuando no tiene manera de avanzar. Ese conductor legalmente bloquea la intersección, para avanzar un par de metros. Su victoria es pírrica, ya que metros más adelante deberá detenerse, seguramente ante otro imbécil que legalmente también interrumpe el fluir del tráfico. Lo que la cruzada contra la corrupción ayuda a eliminar es a la competencia, una victoria pírrica, porque el pueblo no come juicios, por “legales” que sean. Bloqueadores se hicieron del poder, para convertir a todo infiel y secuestrar nuestra economía, legalmente.
Etiquetas:
Bloqueo Desaguadero,
persecución polítiva en Bolivia
lunes, 16 de mayo de 2011
Velo al Ignorante
Encadenados en putrefactas bodegas fueron transportados a América. Los que sobrevivieron la bestial travesía por mar fueron ultrajados, cual animales, bajo el régimen de la esclavitud. Secuestrados en África, reemplazaron poblaciones originarias que fueron decimadas en uno de los genocidios más brutales de la era moderna. Los conquistadores anglosajones no tuvieron piedad.
En la década de 1960, con el ánimo de compensar, integrar y unificar una nación desgarrada por un pasado de injusticias, el Presidente Kennedy instituyó la “acción afirmativa”, una política anti-discriminatoria diseñada para prestar ventajas a minorías marginadas. Su objetivo es promover igual acceso a oportunidades en educación y empleo a minorías que no cumplen con los “requisitos” necesarios. La acción afirmativa intenta revertir injusticias estructurales que únicamente permiten jugar a la “meritocracia” a pieles pálidas que tienen los recursos necesarios para adquirir estatus y educación.
La “acción afirmativa” otorga ventajas según el color de la piel. En contraste, el “velo de la ignorancia” es un experimento intelectual que pretende ser ciego ante el arcoíris de teces. El concepto es de John Rawls, desarrollado en su Teoría de Justicia para entrever la moralidad de una situación bajo la condición que “nadie conoce su lugar en la sociedad, su posición de clase o estatus social”. Es decir, detrás del velo de la ignorancia, el hombre tiene la disyuntiva: ¿Qué leyes implementaría si ignora su propio color de piel, nivel de educación, genero o condición social”. El principio de justicia detrás del velo de la ignorancia se parece al graffiti de Mujeres Creando que reza: “Si Evo fuese Eva, el aborto sería legal”. El punto de M. Galindo y J.Rawls es que el hombre hace leyes que les conviene; sea para defender su posición social, imponer su ideología o puras ganas de aferrarse al poder. Detrás del velo de la ignorancia, el diablo no sabe para quien trabaja.
Antes de Obama, había Clarence Thomas; primer afroamericano elegido a la Corte Suprema de Justicia. El proceso de nominación de magistrados en EEUU reluce la complejidad de elegir jueces idóneos e imparciales. El juez Thomas fue acusado de ser un “tío Tom”, un apelativo peyorativo utilizado para negros que adoptan los valores e ideas de caras pálidas cuyos antepasados alguna vez los esclavizaron. En el caso de Clarence Thomas, su pecado ideológico fue ser conservador, afín a las ideas de Thomas Sowell, un afroamericano opuesto a la acción afirmativa, que sugiere que - en vez de victimizarse – los negros deben superar las adversidades aprovechando al máximo sus oportunidades. En contrataste a la defensa de la igualdad de oportunidades, los paladines de la lucha de clases pretenden imponer la hegemonía de un grupo social sobre las resentidas minorías.
El acoso mediático de un “negro arribista” fue por el supuesto acoso sexual a Anita Hill. El juez Clarence Thomas ahora no habla con los medios, a quienes acusa de “tener su propia agenda”. Lo quisieron linchar, no por negro, sino por no sustentar su misma ideología liberal. La prensa tal vez tenga su propia agenda. Lo inocente es creer que los poderosos no tienen también la suya y que desean una justicia ciega a su interés sectorial. En Bolivia los poderosos decidirán quienes son los magistrados idóneos, no en base al color de su piel o méritos académicos, sino en función al color de su ideología. Peor aún, nos harán votar, casi a ciegas, por candidatos que gozan del beneplácito de una cúpula de representantes cuyo poder se sustenta en un voto antiguo y desgastado. ¿Democracia directa? ¡Oí al ignorante!
En la década de 1960, con el ánimo de compensar, integrar y unificar una nación desgarrada por un pasado de injusticias, el Presidente Kennedy instituyó la “acción afirmativa”, una política anti-discriminatoria diseñada para prestar ventajas a minorías marginadas. Su objetivo es promover igual acceso a oportunidades en educación y empleo a minorías que no cumplen con los “requisitos” necesarios. La acción afirmativa intenta revertir injusticias estructurales que únicamente permiten jugar a la “meritocracia” a pieles pálidas que tienen los recursos necesarios para adquirir estatus y educación.
La “acción afirmativa” otorga ventajas según el color de la piel. En contraste, el “velo de la ignorancia” es un experimento intelectual que pretende ser ciego ante el arcoíris de teces. El concepto es de John Rawls, desarrollado en su Teoría de Justicia para entrever la moralidad de una situación bajo la condición que “nadie conoce su lugar en la sociedad, su posición de clase o estatus social”. Es decir, detrás del velo de la ignorancia, el hombre tiene la disyuntiva: ¿Qué leyes implementaría si ignora su propio color de piel, nivel de educación, genero o condición social”. El principio de justicia detrás del velo de la ignorancia se parece al graffiti de Mujeres Creando que reza: “Si Evo fuese Eva, el aborto sería legal”. El punto de M. Galindo y J.Rawls es que el hombre hace leyes que les conviene; sea para defender su posición social, imponer su ideología o puras ganas de aferrarse al poder. Detrás del velo de la ignorancia, el diablo no sabe para quien trabaja.
Antes de Obama, había Clarence Thomas; primer afroamericano elegido a la Corte Suprema de Justicia. El proceso de nominación de magistrados en EEUU reluce la complejidad de elegir jueces idóneos e imparciales. El juez Thomas fue acusado de ser un “tío Tom”, un apelativo peyorativo utilizado para negros que adoptan los valores e ideas de caras pálidas cuyos antepasados alguna vez los esclavizaron. En el caso de Clarence Thomas, su pecado ideológico fue ser conservador, afín a las ideas de Thomas Sowell, un afroamericano opuesto a la acción afirmativa, que sugiere que - en vez de victimizarse – los negros deben superar las adversidades aprovechando al máximo sus oportunidades. En contrataste a la defensa de la igualdad de oportunidades, los paladines de la lucha de clases pretenden imponer la hegemonía de un grupo social sobre las resentidas minorías.
El acoso mediático de un “negro arribista” fue por el supuesto acoso sexual a Anita Hill. El juez Clarence Thomas ahora no habla con los medios, a quienes acusa de “tener su propia agenda”. Lo quisieron linchar, no por negro, sino por no sustentar su misma ideología liberal. La prensa tal vez tenga su propia agenda. Lo inocente es creer que los poderosos no tienen también la suya y que desean una justicia ciega a su interés sectorial. En Bolivia los poderosos decidirán quienes son los magistrados idóneos, no en base al color de su piel o méritos académicos, sino en función al color de su ideología. Peor aún, nos harán votar, casi a ciegas, por candidatos que gozan del beneplácito de una cúpula de representantes cuyo poder se sustenta en un voto antiguo y desgastado. ¿Democracia directa? ¡Oí al ignorante!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)