La libertad de prensa no pudo penetrar el ocultismo detrás de su mortal estrategia. Bajo el velo de “tiempos de crisis”, se justificó el hermetismo detrás de decisiones secretas y el poder se concentró en manos de quien controla el monopolio de la violencia. En el momento que ocurren, no hay entrevista capaz de delatar las verdaderas intenciones detrás de decisiones, porque la verdad yace únicamente en las neuronas que disparan dentro del cráneo del autor. Los periodistas hicieron las preguntas, pero bajo el manto de “seguridad nacional” ellas fueron vilmente ignoradas por el ejecutor de la guerra en Irak. Con un dedo de frente, el cerebro de Bush no permitió entrever cuáles eran sus verdaderas intenciones.
La prensa norteamericana ha sido fustigada por su complicidad en brindarle impunidad a los actos violentos de la administración de George W. Bush. La premisa que un enemigo acechaba dio lugar a la posibilidad de un hermetismo que la prensa no tenia forma de penetrar. En tiempos de guerra, después de todo, es imprudente sentar en el banquillo de los acusados al que controla el gatillo que (se supone) protege al pueblo. El enemigo, sin embargo, resulto ser más una abstracción, que ejércitos suicidas. En retrospectiva, el poder del presidente Bush debió haber sido regulado con mayor recelo por la opinión pública, el congreso y el cuarto poder.
El gobierno de Bolivia ha declarado la guerra al neoliberalismo, una abstracción igual de terrible y mortal que el terrorismo de Al Qaeda. La privatización, austeridad fiscal y liberación del comercio son los tres ejes del mal, que suponen que el liberalismo económico es la mejor manera de promover el desarrollo económico y libertad política. Su fundamentalista énfasis en sacar completamente al gobierno de la economía ha comprobado ser un error, y los últimos ataques economicistas sucedieron en década de 1990. No hemos vueltos a ser atacados, y hoy nadie persigue un ímpetu privatizador. Es el comercio internacional el que ahora está en la mira de los quijotes de la anti-globalización.
El precio del petróleo y materias primas se han ido por los cielos, rápidamente seguidos por el precio de los alimentos. A su vez, el mercado financiero está siendo afectado por la crisis hipotecaria del sector inmobiliario. Los herederos de profetas del apocalipsis financiero de antaño, que arengaban el fin del libre mercado en 1929, hoy visten de negro - cuales buitres de la crisis mundial – para treparse al altar y convertirse en sacerdotes de nuestra salvación. A quien ellos acusan, y que quede muy claro, es al mecanismo que utiliza el planeta entero para asignar precios y recursos, también conocido como la ley de la oferta y la demanda.
La demanda de China e India pone presión sobre la oferta. Ningún gobierno puede controlar este desfase. Al igual que con las crisis rusa de 1998, la crisis asiática de 1997 y la crisis mexicana de 1994, el mercado mundial una vez más se reajustara. La oferta y demanda seguirá asignando eficientemente recursos, mientras que en Bolivia se destruyen los mecanismos de mercado. La intención – que no les quepa duda - es reprobar la ley más básica de la economía, y extender el frente de batalla a la ideología liberal. Estamos cerca de derrotar al comercio internacional ¿Qué mecanismo de precios utilizará Bolivia cuando por fin revoque la oferta y demanda? Si le preguntamos a su Excelencia, dudo siquiera entienda que debe planear la siguiente fase en su bestial estrategia.
Flavio Machicado Teran
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