sábado, 21 de octubre de 2017
jueves, 25 de febrero de 2016
Dimensión Desconocida
Existe un conflicto
constitucional dentro del electrón. Las leyes newtonianas no supieron
comprender una dimensión donde una partícula se comporta como partícula y como
onda a la vez. Luego, hace casi un siglo, se descubrió que la ley de la
gravedad no gobierna el mundo infinitesimal. La contradictoria naturaleza de la
realidad ahora obliga a la física a utilizar a veces una teoría; a veces otra
(Einstein). Lejos de un conflicto intratable, lo que existe en el mundo de la
materia es complementariedad.
Parece que la misma dualidad
partícula/onda del mundo de la física se reitera en el mundo de la política. La
libertad, por ejemplo, puede ser “positiva” o “negativa”, dependiendo de la
visión que tenga el individuo. La libertad positiva es la capacidad de los
individuos de crear una mejor sociedad. Es decir, la libertad positiva es la
libertad de juntos construir utilizando el andamio del Estado. Esta libertad
“por algo” es la libertad del socialismo, un espíritu guiado por el sueño de un
mejor futuro.
En contraste, existe la
libertad negativa; una independencia de la discrecionalidad del otro. Es decir,
en la libertad negativa los individuos quieren ser libres de las imposiciones
por parte de los poderosos. Todo sistema político requiere “poder” y el poder
tiende a imponerse. Por ende, la libertad negativa es una libertad liberal y es
la libertad “del otro”.
La fuerza de la acción
colectiva es fundamental en la construcción de lo común. La fuerza del
individuo también es fundamental para, cual átomo, canalizar a energía de la
dimensión humana. Las dos fuerzas (colectiva e individual) interactúan de
manera fluida, cual fuerzas que gobiernan el mundo de la materia. Y aunque el
conjunto de átomos (materia) obedece a la teoría newtoniana y la partícula
individual (energía) obedece a la teoría quántica, esa dualidad no implica necesariamente
conflicto. Entre las dos realidades existe complementariedad y ambas libertades
son importantes en la construcción de una sociedad.
Diversas columnas también
sostienen la estructura de la democracia. A lo largo del tiempo una democracia se
consolida una columna a la vez. El voto se ha vuelto cada vez más universal. Las
reglas de juego se perfeccionan, para impedir abusos de poder; y se desarrollan pesos y contrapesos e igualdad
ante la ley. Por muy importantes que sean ambas, el “voto” (voluntad del
pueblo) y la “regla” (leyes en la constitución) a veces entran en conflicto.
Las reglas no son inmutables.
Bolivia ha promulgado 17 diferentes constituciones y miles de modificaciones. Reducir
la democracia a sus normas/procedimientos en un entorno polarizado y democráticamente
inmaduro puede llevar a mayor conflicto. A su vez, enarbolar al voto por encima
de la ley también puede conducir a que las grandes masas violen los derechos de
las minorías. Sin el equilibrio de la ley, el poder de la mayoría puede
degenerarse en tiranía.
La democracia Bolivia es una
institución incipiente, que ha permitido un periodo de estabilidad económica y
social. Estamos superando un pasado racista y de exclusión social sin los
traumas de sociedades con similares experiencias de segregación en base a etnia
o religión. Con todas las imperfecciones del modelo de desarrollo implementado
en la última década, hemos aprovechado de la bonanza mil veces mejor de lo que lo
hubiéramos logrado si en vez de un proceso de cambio, el 2003 hubiésemos sembrado
las condiciones para una guerra civil.
Es consuelo de tontos pensar
que cualquier régimen es mejor que un conflicto intratable entre hermanos. Ello
no nos exonera de entrever posibles consecuencias de nuestras decisiones. Si
bien es cierto que el poder político y recursos del Estado permiten ventajas
sobre adversarios, también es cierto que en un país polarizado, que recién da
sus primeros pasos “democráticos”, existe el peligro de caer nuevamente en un
impasse si un sector social percibe que se ha
marginado a su caudillo.
La democracia es una
herramienta que permite resolver conflictos y optimizar procesos dentro de un
marco civilizado, donde priman los mecanismos e instituciones por encima de la
fuerza. En una democracia, al igual que en una buena negociación, ninguna de
las partes obtiene todo lo que quieren. El objetivo de la democracia, por ende,
es el de lograr un compromiso entre partes, evitando que las diferencias
desencadenen en una crisis, luego en un conflicto, luego en una situación en la
cual perdemos todos.
Existen buenas razones para
votar en el referéndum de febrero por cualquiera de las dos opciones. En la
mesa estarán dos principios democráticos: la “voluntad de la mayoría” vs. las “reglas
de juego”. Ambas “teorías” tienen sus propias deficiencias y ninguna de las dos
opciones habrá de garantizar una convivencia democrática. Mucho menos un
referéndum logrará garantizar un modelo de desarrollo de avance a nuestra
sociedad por un sendero estable y próspero. Gane quien gane, no hay garantías,
todavía.
La democracia boliviana se
mueve dentro de una dimensión binaria, donde hay “buenos” y “malos”,
“patriotas” y “vende patrias”, “socialistas” y “capitalistas”. En caso de
crearse el 2019 la “tormenta perfecta” (déficit fiscal, recesión o
desaceleración económica), ¿tendrá el pueblo la madurez o sofisticación necesaria
para asignar responsabilidad a quien verdaderamente le corresponde? O ante una
posible marginación del caudillo, ¿será la percepción en un sector vocifero y
movilizado que la culpa de la crisis le corresponde al que acaba de entrar?
Nuestra democracia es
incipiente. Construir una complementariedad entre la fuerza del grupo y la
fuerza del individuo, entre el Estado y sociedad civil, entre diversas teoría de
lo que significa “democracia” y “libertad”, no ha sido nuestra prioridad.
Estamos enfocados en encontrar contradicciones y victimizarnos cuando la regla
nos perjudica. Un empresario, por ejemplo,
puede comprar muchos avisos y clasificados en los medios de comunicación.
Por ende, su “libertad de expresión” no
es comparable con la de un obrero. Es por ello que el Tribunal Supremo
Electoral vela por cierta igualdad, para evitar asimetrías en el poder con el
que los poderosos pueden ejercer sus “libertades” (o privilegios). Ello representa
un equilibrio entre fuerzas, no una contradicción.
Para superar esta aparente
dualidad se requiere forjar una cultura que comprenda que las herramientas de
la democracia no están diseñadas para eliminar contradicciones, las cuales
forman parte de la vida en sociedad e incluso del mundo de la física. Las
herramientas tan solo pueden crear espacios y equilibrios. A su vez, crear complementariedad
entre opuestos es parte de ejercer la “pluralidad” y “diversidad” que
supuestamente enarbolamos. Ello requiere superar el maniqueísmo tribal que
tanto daño hace.
Debemos entender que la
construcción de una democracia estable y prospera no se consigue con un referéndum,
o con una regla de juego; se logra mediante un espíritu democrático, que busca
reconciliar diferentes tipos de libertades y diferentes tipos de herramientas
para el desarrollo. La vida en sociedad es compleja. No es necesario elegir
entre el Estado o el mercado, entre la comunidad o el individuo. Y si bien esta
vez necesitamos elegir entre el “si” o el “no”, esperemos que no se reduzca
nuevamente a un ejercicio binario. Esperemos que el referéndum de febrero forme
parte del sendero dialectico hacia una dimensión más madura y que no pensemos
que con una voluntad de la mayoría y una regla de juego hemos llegado al fin.
viernes, 5 de febrero de 2016
El Lenguaje es un Carnaval
El lenguaje es el arte más elevado. La comunicación, sin embargo, es un ejercicio frágil. Ni hablar del razonamiento que, en contraste con el noble ímpetu de la sabiduría, se enfanga en sucias pugnas del ego y del poder. El lenguaje, responsable de la acumulación de conocimiento, es a la vez vehículo de gran deshonestidad intelectual.
El significado de un conjunto de letras, idénticamente organizadas, depende del contexto. “Radio” es un aparato, una medida geométrica y elemento químico a la vez. El mango se puede comer o sujetar. Y si el significado de la capital y el capital depende del artículo que precede la palabra, un artículo de la constitución puede incurrir en confusión cuando la palabra utilizada es polisémica. No es lo mismo, después de todo, la yema del dedo, que una yema de huevo.
La palabra “control” proviene del término francés contrôle y significa comprobación, inspección o fiscalización. Dependiendo del contexto, también puede hacer referencia al dominio, mando y preponderancia sobre el otro.
En un reciente debate entre la Presidenta de la Cámara de Diputados, Dra. Gabriela Montaño y el analista Carlos Cordero, se utilizó la palabra “control” en dos sentidos diferentes. No es lo mismo tener control “de” que tener control “sobre”. En el primer caso se refiere a dominación; en el segundo se refiere a una fiscalización.
La Dra. Montaña correctamente aclaró que el Poder Legislativo debe fiscalizar a los órganos del Estado. En el Articulo 158, la Constitución evidentemente dice “…controlar y fiscalizar”. La confusión se pudo haber debido a que la palabra “control” confundió a la Dra. Montaño sobre su debido deber. El llegar a la conclusión que ella desconoce la Constitución porque en un debate se confunde la acepción de una palabra me parece un sofismo muy elaborado.
¿Se defiende aquí un razonamiento, o al MAS? El lector rápidamente llegará a la conclusión que aquí el objetivo es político, no así intelectual. Espero que seguir leyendo le permita aclarar la figura.
El ex -Presidente Carlos Mesa recientemente opinó "Evo debe a Goni mucho más de lo que él se atreve a reconocer”, lo cual ha sido causa de vitriólicos análisis y una exegesis que más que un análisis parece un exorcismo del pasado “neoliberal”. Tal vez se pueda acusar a Mesa de obviedad o incluso una tautología. Todo Presidente del mundo, después de todo, construye sobre los que construyó el anterior. En ese sentido, Evo le debe a todos y cada uno de los que supieron avanzar la democracia, inclusión social y justicia. No olvidemos que su “revolución” fue pacífica y en las urnas, gracias a un sistema imperfecto, pero que supo reconocer la voluntad de mayorías otrora excluidas y discriminadas.
Por suerte Carlos Mesa no dijo que Evo le debe a Banzer y Quiroga por su papel en la construcción del gaseoducto a Brasil, sin el cual la nacionalización hubiese tenido un inocuo impacto económico. Jamás sabremos si Evo Presidente en el año 1996 hubiese conseguido financiar un proyecto de esa magnitud. Lo que sí sabemos es que la actual gestión no ha sido aún capaz de construir un gaseoducto al Mutún, condición sine qua non para la industrialización del yacimiento de hierro más grande del mundo.
Para las grandes mayorías, las palabras aquí plasmadas sólo deben servir para identificar al autor como fiel lacayo del proceso de cambio u opositor. El razonamiento detrás de las yemas que presionaron el teclado para compartir un principio le valdrá una yema de huevo. Y si las voluntades se dividen 55% a 45% en una u otra dirección, de lo que estoy seguro es que al 97% (+/- 3% de margen de error) sólo le interesa saber si un análisis está de acuerdo o en contra de su agenda política favorita.
El cura de la parroquia seguramente se lamenta que el contenido religioso haya sido extraído del carnaval, mientras que otros lamentamos que el maniqueísmo no tenga cura. Decir “si” o decir “no” parece ser la única opción disponible, en un mundo un tanto más complejo.
martes, 24 de marzo de 2015
Séptima Inocencia
La inocencia del Tribunal Supremo
Electoral (TSE) en su fallo en contra de Unidad Demócrata (UD) pudiese quedar
comprobada. Esa teoría tiene sustento en que el “inocente” error de UD es en
realidad una perversa conspiración. Después de todo, no es verosímil que un
jefe de campaña pueda tirar por la borda a su partido por darse el gustito de anunciar
“estamos ganando”.
Castigar con la inhabilitación
a todo un partido por el simple hecho de difundir una encuesta es un tanto draconiano. Al margen de su
constitucionalidad, el hacer caso omiso de dicha disposición es pecar de
inocente. Por ende, cabe sospechar que detrás de tal inocentada se esconde una
trama infernal.
Muchas acusaciones se lanzan
contra el imperio, sin necesidad de evidencia alguna. El único requisito es pronunciar
toda crisis como producto de un “montaje”, “intervención” o intención de
desestabilizar nuestra nación. Me escudo en idéntica temeridad para lanzar una
posible teoría de una supuesta conspiración en Beni.
Es posible que un operativo secreto
del imperio haya seducido a una asesora de Carmelo Lens, para que lo convenza de
las virtudes de crear en Beni un ambiente triunfalista. Pero en vez de ganar
adeptos entre benianos indecisos, el objetivo de esta supuesta Mata Hari del
Beni fue inducir a que UD cometa un error, que luego obligue al TSE a inhabilitar
a todos sus candidatos.
Los detalles de la
conspiración no importan. Tampoco sabremos si realmente hicieron pisar el
palito a Carmelo Lens. El hecho es que, una vez allanado el camino para una
victoria del MAS en Beni, el imperio podría poner en marcha la segunda fase de
su maquiavélico cometido.
La realidad es que el TSE no tuvo
otra opción que hacer cumplir la ley. No obstante, el pueblo boliviano (según
cálculos del imperio) se escandalizará con la inhabilitación de UD por el
pecado de publicar una encuesta. En consecuencia, la credibilidad del TSE se
verá injustamente impugnada. Esa es la primera fase del diabólico plan.
La segunda fase de la
conspiración es impedir una alianza entre el MNR y UD, de tal manera que el MAS
gane en Beni. Una gobernación del MAS en Beni, con una resistencia de la
población (según cálculos del imperio) generaría un clima de ingobernabilidad, lo
cual desprestigiaría al MAS a nivel internacional y allanaría el camino para un
desgaste que se sume al de los Kirchner, Dilmas y Maduros.
Pero si la publicación de una
encuesta puede afectar la intención del voto, entonces la capacidad de dar
pegas y un mayor presupuesto al Beni pudiese también cambiar las preferencias
político-ideológicas del pueblo. Es decir, el tesoro del Estado que gastaría el
oficialismo tiene el potencial de conquistar los bolsillos benianos. Sin
inestabilidad y con el pueblo cooptado, la conspiración estaría destinada
fracasar.
Los votos extras de Ernesto Suárez
debido a una encuesta palidecen ante los que pudiese ganar el 2019 si se proyecta
como líder de la oposición. No obstante, parece que Suarez sería inhabilitado
de la política durante cinco años. Por ende, Suárez crea una alianza con la
agrupación NACER para vencer a toda costa al MAS. De perder en Beni el MAS, la
teoría de conspiración queda inhabilitada.
Jamás sabremos si el voto de
los benianos pudo haber sido afectado por una encuesta. No sabremos nunca si la
verdadera conspiración fue apostar por una victoria del MNR, crear un caos
electoral para cancelar las elecciones o simplemente eliminar la competencia del
MAS en por lo menos 15 localidades. Si gana NACER, tampoco sabremos si se puede
cooptar a un pueblo con pegas y proyectos.
El primer día de abril, se celebra
el Día de los Inocentes en los Estados Unidos de Norteamérica. En Bolivia ese
día tal vez tengamos los cómputos finales de las elecciones sub-nacionales 2015.
Gane quien gane en Beni, nadie puede predecir qué sucederá después. Lo único
seguro es que todas las partes involucradas han pecado de inocentes en la
inhabilitación de la agrupación UD.
domingo, 22 de marzo de 2015
Azul Dilema
Recuperar el mar es el
producto estrella de nuestras causas sociales. Con ese objetivo, se ha
desarrollado una campaña mediática llamada “Corazones Azules”. Da la casualidad
que el partido en ejercicio del poder utiliza como color emblema también el color
azul. ¡Vaya dilema!
La regla de oro en ventas es diferenciar
tu producto. Con ese objetivo, se escriben manuales de imagen corporativa, que
establece los tipos de letra, espacio entre líneas y – sobre todo- los colores de la marca. Desviarse de la
línea grafica equivale a desviarse del mensaje. El “marketing” dictamina que la
imagen del producto debe sobresalir por encima de otros.
En el marketing político se vende
las causas de unos cuantos, mientras que en el marketing social se avanza
causas comunes. Los spots del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, por
ejemplo, ayudan a crear un sentimiento de estabilidad. Un país con confianza en
su moneda es un país cuyos ciudadanos invierten su esfuerzo y capital, lo cual beneficia
a todos. Ejemplos de marketing social incluyen luchar contra la violencia
intrafamiliar, los daños del alcohol y peligros de obstruir ojos de tormenta.
Intentar establecer una iconografía
cuyos colores y tipo de letra capturen la esencia de un objetivo social es un
arte complicado. A excepción de las cebritas paceñas, cuya línea gráfica
transmite la idea de civilidad, otros valores no pueden ser fácilmente convertidos
en iconografías. Tal vez sería incluso banal el pretender asociar colores,
tipos de letras o un jingle con los derechos de la mujer.
Decir que el Gobierno también “vende”
ideología tal vez ocasione malestar “revolucionario”. No obstante, nadie puede
negar que los políticos invierten dinero (propio y ajeno) en posicionar sus objetivos
sociales. Las ideas y objetivos también compiten entre sí y la ideología se vende
a diario en costosas propagandas. Eso se llama democracia. Y aunque esté de
moda imponer limitaciones a la economía de mercado (y derechos políticos del opositor),
defender el libre mercado de ideas no es un prejuicio “neoliberal”.
Tenemos diferencias sobre cuáles
son las mejores estrategias para salir de la pobreza. Pero por lo menos
acordemos que el arte de conceptualizar una idea implica definirla y
transmitirla. Por ejemplo, conceptualizar una sociedad en la que el hombre y la
mujer construyen un hogar trabajando en equipo, en vez de imponiendo un régimen
violento y autoritario, es una manera de diferenciar entre dos “productos”.
El primero modelo (producto) es
un régimen patriarcal, que usa el poder físico y monopolio de recursos para
avanzar el bien común; el segundo avanza la felicidad, productividad y estabilidad
en el hogar creando espacios de poder para los físicamente más débiles y
económicamente dependientes. El modelo (producto) que por ahora se impone a
nivel político y social son las habituales palizas por parte de los más fuertes
a los no sumisos.
En el recuadro final del spot “Corazones
Azules” salen dos niños con poleras azules, una más grisácea que la otra. No
mantener una línea grafica en el spot tal vez sea una manera de no discriminar entre
“azules” cuando marchemos unidos por la misma causa. El mensaje subliminal de
la pluralidad de tonos en la campaña es: “recuperar el mar es una campaña/marketing
social, no una campaña política”.
Otra razón puede ser que los
diseñadores de “Corazones Azules”, fieles al geist marxista, se rehúsan a
comulgar con la burguesa manía de convertir
todo en mercancía para la venta.
Vender nuestra campaña por un
mar soberano sin claudicar a las reglas del marketing para luego, una vez
recuperado el mar, exportar lo Hecho en
Bolivia sin claudicar a las reglas del mercado (ENATEX), sería justicia
poética para los detractores de la globalización.
Cuando recuperemos el mar azul,
¿tendremos un sector industrial exportador, que vende con la misma eficacia con
las que venden nuestros vecinos de la cuenca del Pacífico? Exportar por el mar
azul requiere que los bolivianos mejoremos condiciones de inversión, producción
y técnicas de venta, un talante burgués que parece irritar a los azules. ¡Vaya
dilema!
miércoles, 4 de marzo de 2015
Él Desinteresado
Un romántico descubre en la semilla una entrega desinteresada a nuestra
seguridad alimentaria. Un pragmático encuentra en su ímpetu de reproducción
cierto “egoísmo”. La semilla germina y lucha por erigirse hacia la copa del
árbol en busca de más luz, opacando a las demás. Ello no la hace una semilla “neoliberal”.
Del interés personal de la semilla de reproducirse brota el milagro de la
interdependencia y sinergia ecológica.
Los genes de una semilla luchan por reproducirse, no por ingresar al
estómago humano. Ese ímpetu de perpetuar la especie alimenta un proceso
evolutivo que permite que del interés individual surja el ímpetu de la
cooperación y sinergias que conforman los ciclos de la vida. Decir lo contrario
es pecar de un idealismo antropocentrista.
De esa cooperación surge el clan, que lucha por la supervivencia del
grupo. Ese grupo antes otorgaba poder a quienes podían mejor dirigirlos en la
caza, cultivo de tierras o defenderse de la tribu vecina. Antes, el interés individual
del líder estaba apegado al interés colectivo. Ahora, con los inmensos y permanentes recursos del Estado, fruto de
impuestos y recursos naturales, el líder tiene un margen de error muchísimo
mayor. Antes un error del líder causaba muerte, hoy simplemente causa un
déficit fiscal.
Al igual que la semilla, resulta que debemos creer que hay candidatos
desinteresados. La verdad es que todos necesitamos algo: prestigio,
satisfacción profesional, seguridad material, amor del prójimo o amar al
prójimo. Incluso en el altruismo uno satisface la necesidad de expresar su compasión.
Amar al vecino no contradice necesitar una linda vecindad, por lo que el mito
del “desinteresado” debería despertar sospechas.
Existen quienes aman con tanta pasión que maltratan violentamente a su
amada. En la política, líderes que aman a su patria tienen también necesidades
no alineadas con las de la comunidad. Si un candidato no es capaz de someter su
ego, inseguridades, complejos, ambiciones o necesidades inmediatas, entonces ese
candidato no es el mejor preparado para servir.
Los intereses inmediatos del candidato pueden pesar más que su vocación
de servicio. Existen candidatos que ponen su agenda personal por encima de la
agenda de la comunidad. Espero que nadie se sorprenda con ese silogismo. Parte
del ejercicio democrático es discernir entre un líder “egoísta” y un líder cuyo
interés personal está alineado a los intereses (necesidades) de la comunidad.
Parte del ejercicio democrático es evaluar la idoneidad de un candidato,
ya que si unos son pillos, otros son vagos o incapaces. Incluso si hubiese una
“Madre Teresa” entre los políticos, ello no garantiza su capacidad de gestión.
Los presupuestos quedan sin ser ejecutados y se gastan millones del erario
público sin resultados tangibles.
Ante la falta de debates y un escrutinio (que no sea de su “estirpe
política”), evaluar la idoneidad de un candidato en época electoral es un
ejercicio esotérico. Solamente la pureza ideológica del candidato merece ser
investigada. Su efectividad profesional, su compromiso con su entorno (familia,
vecindario, comunidad) se vuelve irrelevante en una era en la cual lo
trascendente es el color de su bandera.
Ahora, el caudillo proclama que piensa solamente cooperar con aquellos de
su propio partido. Ello viola dos principios básicos de la democracia: que el
que gobierna, gobierna para todo el pueblo, no solamente para los de su clan; y
que quien controla los recursos del Estado no puede utilizar ese poder para
manipular un voto libre y soberano.
La competencia electoral se ve contaminada cuando quien define la
idoneidad de un candidato son los poderosos. Corresponde al individuo velar por
los intereses del grupo, determinando quién será su líder. En la vida hay una
competencia de intereses, que supuestamente se dirimen en democracia. No todos
necesitan lo mismo, ni ejercen de igual manera sus competencias o intachable
buena voluntad. Elegir al candidato idóneo no es un ejercicio desinteresado.
lunes, 23 de febrero de 2015
Socialismo de Doble Vía
El polizón viaja sin pagar. En
Teoría de Juegos el “polizón” (free-rider) es aquel que disfruta del esfuerzo
de la comunidad sin aportar el suyo propio. Para evitar al polizón, el ayllu
implementa normas sociales bajo la lógica “Ama Quella” (no seas haragán). En la
economía comunitaria todos deben aportar al buen vivir. En la economía rentista
del paternalismo de Estado sucede lo contrario: el ciudadano se acostumbra a
recibir una entrada a cambio de nada.
La corrupción moral de quienes
gobernaron durante siglos ha contagiado al pueblo. Tal vez no puedan robar
millones y llevárselos a Miami. Pero el pueblo se contenta con dadivas que
entran a su bolsillo cortesía del tesoro nacional, sin aportar a cambio su granito
de arena. Ejemplos de ello hay miles; desde lo banal (botar basura en la
calle), hasta lo estructural (no acabar la fachada para no pagar más impuestos).
El contribuir al buen vivir, por ende, encuentra muchas limitantes, algunas de
ella producto de un vacío conceptual.
Acabar fachadas, botar la
basura en su lugar y pagar impuestos implica un costo (en dinero o energía). El
dictamen del polizón es minimizar su esfuerzo personal y maximizar su beneficio
del trabajo del otro. Si los demás pintan sus paredes y mantienen las
alcantarillas libres de basura, el polizón puede disfrutar de una ciudad limpia
y sin riadas asesinas (producto de escombros en bocas de tormenta) sin haber
contribuido con su parte.
Los incentivos para cooperar
usualmente vienen de la mano de normas. De nada sirve pintar una fachada si el
Estado, en vez de premiar el esfuerzo individual, lo castiga con mayores
impuestos. De nada sirve embellecer su casa, si las pandillas expresan
impunemente su instinto tribal en la pared del otro. El aparato del Estado,
enfocado en exprimir tributos a los que participan de la economía formal, no
pierde tiempo y recursos castigando a los que ensucian y destruyen el ornamento
público y privado.
Pero algo extraño sucedió en
el camino al socialismo del Siglo XXI. En la doble vía a Oruro el Gobierno ha
decretado que aquel que usa la carretera debe pagar parte del costo del mantenimiento.
La nueva carreta a Oruro permite mayor seguridad, eficacia y dinamismo
económico. Los viajeros ganarán tiempo, los comerciantes moverán mejor sus
mercancías y los transportistas verán su inversión protegida. Menos tiempo,
menos amortiguadores, menos gasolina. La inversión en infraestructura trae
desarrollo.
Resulta igualmente extraño
que, en vez de celebrar que el Gobierno intente inculcar valores de una
economía de mercado, donde el que usa paga, algunos en la oposición pretende
atizar el descontento, argumentando que el costo será pasado en aumentos de
pasaje al pobre usuario. En vez de felicitar al Gobierno por menguar la
mentalidad rentista de polizón siquiera en la doble vía a Oruro, unos callan, mientras
otros buscan canalizar el descontento en el sector transporte hacia sus propios
intereses partidistas.
La vía al socialismo del Siglo
XXI tiene un carril de ida hacia la demagogia paternalista, y otro carril de regreso
a la lógica de una economía de mercado. Prueba de ello es la adulación del
Ministro Arce hacia el poder de la demanda interna, un eufemismo para el gasto en
consumo discrecional; un tipo de consumismo frívolo que a la vez que crea un
efecto multiplicador, nos aleja del ideal de “no seas vanidoso”.
En la doble vía del
pragmatismo dialéctico, el Gobierno afina su política económica con pinceladas
“liberales”. Si bien seguirá subvencionando a diestra y siniestra, por lo menos
demuestra voluntad de implementar una pequeña dosis de disciplina fiscal. En
vez de lanzar escarnios por subir el precio del peaje, deberíamos aplaudir el
concepto que el desarrollo es responsabilidad de todos.
Pagar por usar un bien común
parecerá un concepto “neoliberal”. Pero aportar al buen vivir es también un
concepto “comunitario”. En el actual vacío conceptual, sin embargo, solo en los
“opinólogos” se preocupan por los fondos que salen a borbotones de las arcas del
Estado, mientras que el pueblo queda deslumbrado por lo magistral que fue la Entrada.
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